Qué puedo hacer cuando estoy de mal humor


Investigadores de Princeton y Harvard hicieron seis experimentos sosteniendo la hipótesis que supone que la velocidad con la que se piensa puede afectar el estado de ánimo.

De modo que en lugar de implementar la técnica del pensamiento positivo, ahora parece que habrá que pensar con mayor rapidez para lograr superar el mal humor.

El experimento consistió en darles a los sujetos de estudio la consigna de pensar lo más rápido que podían tratando de generar todas las ideas posibles en el término de diez minutos, para solucionar determinados problemas, aunque éstas resultaran disparatadas.

Tuvieron que leer velozmente una cantidad de ideas proyectadas en una pantalla y mirar un breve segmento de un video de la serie “I love Lucy” en avance rápido. Mientras tanto, un grupo testigo hacía las mismas tareas pero sin apurarse.

Los resultados fueron estimulantes porque se pudo inferir que pensar velozmente hizo sentir mucho más creativos, ufanos, con algo más de energía y levemente más vigorosos a los sujetos de la experiencia que al grupo testigo que realizó las tareas lentamente con más tranquilidad y calma.

La directora Emily Pronin, directora del estudio, opina que tareas que obligan a pensar rápido, como resolver un crucigrama simple o esforzarse para general velozmente una gran cantidad de ideas para resolver un problema pueden aumentar la energía y estimular el ánimo.

Pronin también reconoce que pensar de ese modo también puede tener consecuencias negativas en personas que sufren de trastorno bipolar y que los pensamientos repetitivos veloces pueden provocar ansiedad.

El pensar rápido puede influir en la producción de dopamina, un neurotransmisor que se encuentra en las conexiones nerviosas, que ama las novedades y que interviene en las sensaciones de recompensa y placer.

Esta subida súbita de humor podría ser transitoria pero también acumulativa, sostiene Sonja Lyubomirsky, de la Universidad de California en Riverside.

La sensación de felicidad produce una serie de beneficios, entre ellos aumenta la productividad, mejora las relaciones e incrementa la inmunidad; e incluso, hasta breves momentos de entusiasmo pueden levantar el ánimo.

Todos sabemos que cuando una persona realiza una tarea que le agrada, ésta actividad le brinda la posibilidad de desplegar su creatividad e imaginar opciones originales que den lugar a nuevas actividades o a crear variaciones en el mismo trabajo.

El solo hecho de realizar una tarea significativa que de lugar a la búsqueda de nuevas ideas para encontrar soluciones,  le da sentido a la existencia y permite sentirse anímicamente mucho mejor, que sin tener motivación alguna.

Esta técnica de elaborar muchas ideas a partir de un problema, se denomina disparador de idéas y es utilizada en los grupos de trabajo.  Una vez que se han registrado todas,  se estudian aquellas que el grupo considera realmente valiosas para llevar a la práctica.

Pensar en ideas operativas siempre será estimulante porque estas ideas serán el motor de la acción con la esperanza de nuevas experiencias.

La velocidad en generar ideas puede provocar estrés por exceso de entusiasmo y si estas ideas son excéntricas o inviables, como suelen ser las cosas que no se piensan en profundidad, podrían provocar frustración.

Pensar con creatividad es la capacidad del hombre por excelencia,  que todos deberíamos practicar en nuestros estudios o trabajos, para optimizar nuestros recursos y aprovechar al máximo nuestra energía y nuestro tiempo.

Por otro lado, la gente cuando tiene la mente ocupada en algo que le interesa deja de proyectar su propia insatisfacción en los demás y consigue aprender que puede sentirse muy bien estando con ella misma si tiene la oportunidad de ser creativa.