El Verdadero SER


Cuenta Deepak Chopra, en su libro “Vida sin condiciones” que en cierta ocasión, un antiguo colega, del que fue amigo desde sus inicios, cuando ambos eran médicos residentes en un hospital de veteranos en el que tenían oportunidad de verse más que a sus propias familias, tuvo un ataque al corazón a los 38 años.

Era un médico extraordinario, incansable, sabio, infalible para hacer diagnósticos, un verdadero maestro, con gran capacidad para escuchar que tenía la virtud de ganarse la adoración de sus pacientes; que además para Chopra fue un entrañable amigo.

Chopra se enteró de ese incidente coronario que había sufrido, cuando otros colegas le dijeron que le habían hecho un triple by pass después de haber sufrido un infarto leve que sólo le dañó una pequeña porción de su corazón.

Se llamaba Liam y era irlandés. Como Chopra había emigrado de su país con la intención de hacer carrera en Boston.

Cuando Chopra comenzó a escribir libros, firmemente comprometido con la medicina alternativa, Liam ya estaba establecido en Atlanta y era médico oncólogo.

Aunque nunca le había hecho ningún comentario al respecto, un día le señaló que sus colegas, cuatro oncólogos de larga trayectoria, habían leído uno de sus libros y habían tenidos reacciones muy adversas sobre su contenido, relacionado con las curaciones espontáneas, que según el criterio de estos médicos, socavaba las bases de la medicina legítima.

Chopra se sintió deprimido porque se dio cuenta que también su amigo le estaba expresando indirectamente su propia opinión.

Su amigo Liam le había dicho que fumaba entre dos y tres paquetes de cigarrillos por día pero que estaba convencido que lo que lo había enfermado no había sido el hecho de fumar en exceso, sino su disconformidad con el sistema de medicina que estaba practicando, que lo hacía sentir atrapado en una trama macabra.

Le refirió que algunos pacientes no quieren someterse a quimioterapia, que suele ser efectiva en muchos casos. Pero cuando no lo era, él prefería no presionar, pero si decidía no hacerlo las compañías aseguradoras no le pagaban, los familiares de los pacientes le reclamaban y empezaban a desfilar los abogados; y por otro lado, la quimioterapia era el trabajo que sabía hacer.

Se encontraba frente a una cuestión de conciencia, se sentía culpable, vulnerable y confundido; preso de un sistema perverso y no quería volver a trabajar.

Cuando alguien se siente psicológicamente atrapado es probable que su cuerpo sea el que se exprese y su corazón, que parecía haber sido ignorado al someter a sus pacientes a un sufrimiento innecesario, quizás le estaba demostrando con el infarto que sí tenía corazón.
Las personas que se encuentran frente a estas encrucijadas sin saber qué elegir porque sienten que todas las salidas parecen estar cerradas, suelen escoger una enfermedad como la mejor y más decorosa opción confiando en que una vez curado el problema no volverá.

Sin embargo, su operación le garantizaba unos años de tranquilidad pero seguramente con el tiempo requeriría nuevamente ser reparado.

Mientras tanto, su sentimiento de culpa y todas sus emociones encontradas ¿lo dejarían vivir tranquilo?

Liam volvió a su trabajo haciendo caso omiso a una recomendación de Chopra para unirse a un grupo de trabajo establecido en una zona rural.

Eligió arriesgar su corazón y amordazar su conciencia, confirmando la regla de que somos nosotros los que elegimos nuestras enfermedades, cuando no escuchamos al cuerpo.

Fuente: "Vida sin condiciones", Deepak Chopra