La Diversión en la Adolescencia




La diversión adolescente parece estar fuera de todo control. Como en los demás aspectos de la vida, la falta de límites, la trasgresión y los abusos es la característica de nuestros tiempos.

Dicen que cuando los hijos ya son grandes, lo único que nos queda a los padres es aprender a rezar, porque tampoco es posible seguirlos a todas partes y llega un momento, cuando ya tienen más de 18 años, en que los tenemos que dejar ir sin más trámite.

Es la oportunidad en que comenzarán a dar frutos la educación que les hemos brindado, los valores que han incorporado y la conducta que hemos tenido nosotros mismos, que pudieron servirle de ejemplo.

Los adolescentes mueven industrias; representan un mercado en alza porque son presa fácil de las novedades que luego todos imitan y se esparce como reguero de pólvora.

Los padres tienen que hablar con los adolescentes, sin tapujos, decirle lo que están esperando escuchar, despejando todas sus dudas y además tienen que aprender a confiar en ellos y decírselo.

Es común que todos nos quejemos de la vida alocada que llevan, pero no nos damos cuenta que son jóvenes que vienen condicionados por una vida llena de actividades, que adquirieron un estilo de vida acelerado y que no están acostumbrados a estar solos y sin ningún programa.

Los chicos tienen poco tiempo libre pero no tienen más remedio que tolerarlo de buena o mala gana, en cambio el adolescente se atreve a actuar más libremente y tomarse los tiempos que quiera para hacer lo que le gusta, sin respetar reglas y sin tener objetivos fijos.

Para un adolescente son muy importantes sus pares, ser aceptado por ellos y formar parte de un grupo.

Si son jóvenes que han tenido buenos ejemplos y que han sido bien tratados por sus padres, que han incorporado valores y que conocen los límites, es difícil que no puedan disfrutar de diversiones sanas o que no puedan discernir lo bueno de lo malo.
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Es necesario que tenga experiencias fuera del ámbito hogareño para aprender a socializar y a no tener miedo de enfrentarse con el mundo que hay detrás de las paredes de su casa.

Lo importante es que aprendan a ser sinceros, ir a todas partes con la verdad, y que no engañen a los padres, porque cuando un adolescente se ve obligado a mentir es porque no ellos no le tienen confianza.

Conocer a los amigos e impulsarlos desde chicos a practicar deportes de equipo para que tenga un grupo de amigos sanos física y mentalmente, es la clave para intervenir en su crecimiento sin que ellos lo noten.

Un adolescente necesita cierto grado de libertad para experimentar por si mismo sin la tutela de los padres. Es necesario que se despegue de la seguridad que le brindaron mientras fue un chico y que se atreva a incursionar en los nuevos ámbitos que le reportarán la experiencia que necesita.

El grupo es contenedor ya que el adolescente sólo se atreve a intentar lo nuevo en grupo.

No es necesario contagiarle los miedos que tenemos los adultos, porque tienen que aprender a cuidarse solos y porque cuando están solos sin ninguna duda, actuarán como lo haríamos nosotros.