La Memoria



Los sucesos relacionados con emociones intensas se recuerdan con facilidad y pueden surgir en la conciencia en forma espontánea sin hacer ningún esfuerzo. En tanto que en otros casos el recuerdo de ciertos temas es más débil y sólo se consigue que persistan mediante la repetición.

La memoria es la capacidad del sistema nervioso de registrar y mantener la información de circunstancias pasadas que pueden servir de experiencia en el presente.

Sin embargo la memoria es un proceso muy complejo que comprende una variada gama de capacidades diferentes.

En la actualidad se sabe que la memoria se localiza en distintas regiones del cerebro y requiere de la intervención de diferentes circuitos neuronales.

Los estudios realizados en pacientes con lesiones cerebrales distintas han permitido localizar la zona anatómica de las diferentes formas de aprendizaje y memoria en seres humanos, dando por tierra con el concepto de que la memoria se encontraba localizada sólo en un lugar del cerebro.

No obstante la zona del lóbulo temporal en general y el hipocampo en particular, se consideran imprescindibles para adquirir nuevos recuerdos sobre personas, experiencias o cosas.

Sin embargo, el hipocampo deja de ser necesario una vez que la memoria ha sido adquirida, como ocurrió con el paciente de la doctora Milner, un caso clínico famoso en la historia de las neurociencias.

Se trataba de un joven de 27 años que fue operado en forma experimental para intentar curarle ataques de epilepsia que sufría en forma cada vez más frecuente. Le fue extirpada la zona del cerebro donde los médicos suponían se encontraba la lesión que ocasionaba los ataques, un sector del lóbulo temporal que incluía el hipocampo.

El resultado fue la pérdida de la capacidad del paciente de formar nuevos recuerdos, pero toda su historia anterior la podía recordar perfectamente.

Salvo esta discapacidad, el paciente gozó de perfecta salud hasta los 82 años, aunque no podía recordar nuevas memorias de tipo declarativo, podía aprender nuevas habilidades motoras.

Con este caso quedó demostrado que existen distintos substratos anatómicos para diferentes tipos de memoria.

La hipótesis más lúcida sobre la identificación de la naturaleza física de los recuerdos fue la de el ilustre científico neuroanatomista aragonés Santiago Ramón y Cajal, indiscutible líder de la neurociencia moderna y premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1906.

Ramón y Cajal, durante una conferencia realizada a fines del siglo XIX, enunció su conocida hipótesis sobre la plasticidad sináptica en la que afirmaba que el ejercicio mental favorece el mayor desarrollo de las estructuras nerviosas en las zonas del cerebro que se usan. De modo que las conexiones entre las células nerviosas que ya existen se refuerzan por medio de la multimplicación de terminales nerviosas

Este enunciado todavía tiene vigencia en la actualidad ya que los neurocientíficos modernos siguen pensando que los mecanismos de plasticidad sináptica, o sea, la capacidad de modular o modificar la fuerza de las conexiones nerviosas y por ende las propiedades y las funciones de los circuitos neuronales que responden a estímulos externos y a la previa experiencia, son el substrato que permite la formación de los distintos tipos de memoria desde la más simple hasta la más compleja.

La hipótesis de Ramon y Cajal fue definida más formalmente cincuenta años más tarde por Donal Hebb que representa hoy en día la explicación más racional de lo que realmente pasa en el cerebro cuando aprendemos; que las conexiones entre las neuronas son plásticas y pueden cambiar de intensidad.