Los Chismosos



Los chismes pueden causar verdaderas catástrofes, causar confusión, malos entendidos, destruir vidas, separar parejas, familias y amigos; son causa de peleas, odios, rencores y resentimientos; sin embargo, algunas personas se recrean diseminado chismes, conscientes o no del mal que pueden provocar.

Sin importar lo malsano y dañino que resulte, a la gran mayoría le gusta escuchar como hipnotizado las noticias escandalosas de los programas de chimentos que pululan en televisión; gente que se regodea y se burla de los indecorosos que exponen su privacidad sin pensar que se convierten en el blanco de todos ellos, por el sólo hecho de adquirir notoriedad, salir en la primera plana de las revistas y hacerse famoso a cualquier costo.

El chisme se propaga rápidamente pero su origen es incierto y muchas veces es falso, creado para obtener un propósito generalmente espurio.
Al diseminarse también sufre una transformación y se vuelve más sucio y escabroso, porque es como el agua que corre por terreno pantanoso, se contamina, se vuelve turbia y más oscura.

Cualquier conversación supuestamente seria o intelectual puede interrumpirse con gusto si alguien introduce un chisme. El intelecto desciende al nivel del chisme y descansa, escuchando un tema “light” fácil de digerir y útil para distenderse y tomarse un tiempo de recreo.

Los chismes, a pesar de ser generadores de graves problemas para sus víctimas, siempre son bienvenidos en cualquier reunión.
El chismoso no es el único responsable, porque todo el que lo repite y deforma se convierte en un cómplice.

En el fondo es gente que ha frustrado su vocación de periodista y se deleita ejerciendo el rol en el ambiente que frecuenta.

Donde todos trabajan afanosamente y no tienen tiempo para nada, los chismes no tienen cabida, porque es el ocio el que los engendra.

A veces se puede iniciar un chisme casi sin darse cuenta basados en un error de percepción o de interpretación.

No es raro escuchar: No sabía que… Me pareció ver… Creí que… Estos son elementos que sirven de base para que el interlocutor, si es aficionado al chisme complete las frases a su antojo y así,  la información incompleta no se podrá parar, el daño ya estará hecho y como una catarata podrá arrasar con el prestigio, la honestidad, la lealtad o la reputación de muchos.

Finalmente un buen día, como la misma vida, los chismes se extinguen, dejan de tener vigencia, envejecen y no interesan más a nadie.

La envidia, la agresividad reprimida y el vacío existencial que hace proyectar la falta de sentido de la vida en el otro, pueden ser caldo de cultivo de chismes, porque sirven para justificar los propios fracasos.