Los Shoppings




Los shoppings son la versión moderna y popular de las antiguas grandes tiendas como Gath y Chaves y Harrods, lugares que en otras épocas estaban destinados a un público selecto.

Estas tiendas que pertenecían a un solo dueño, ocupaban grandes edificios donde se podía comprar de todo; y en el último piso funcionaba un elegante restaurante y salón de té, antigua versión más refinada de los actuales patios de comidas de los shoppings.

Con la aparición de los shoppings, estas tiendas, verdaderas reliquias del ayer, comenzaron a decaer, víctimas del nuevo concepto en ventas; y fueron perdiendo sus clientes hasta que finalmente se convirtieron en bancos, museos, exposiciones, etc.

El fenómeno de los shoppings es mundial porque existen en todos los países y sólo difieren en tamaño.

Son tan parecidos que en cualquier parte del mundo resultan neutros, sin identidad; donde uno no se siente extranjero y se puede sentir como en su casa.

Los habitantes de las grandes ciudades disfrutan la cultura del shopping con sus hijos, donde además de encontrar de todo para comprar, hay lugares de esparcimiento tanto para grandes como para chicos.

Los fines de semana, se concentra en ellos gran cantidad de público que aprovecha la impecable y destilada atmósfera climatizada de esos imponentes edificios,  sabiamente diseñados, para que los que pasean por sus pasillos estén obligados a circular por todos lados.

Pisos relucientes, atractivos negocios, techos de cristal abovedados que dejan pasar la luz del sol y baños limpios, hacen que una recorrida por cualquiera de los shoppings sea un paseo grato.

Los niños aman ir al shopping y terminar el día en un local de comida rápida para comer una hamburguesa con papas fritas, menú favorito de grandes y chicos. Esa brillante fórmula permite prescindir de los restaurantes caros y satisface las necesidades básicas de todos.

¿Qué hacían antes los padres con los niños cuando no existían los shoppings? Seguramente vagaban por la ciudad en el auto, iban a Palermo o al Tigre, a dar una vuelta,  o al club donde eran socios.

Antes de los shoppings, los fines de semana, estaba todo cerrado y a nadie se le ocurría pensar en comprar algo, pero ahora, la mayor cantidad de ventas se hacen los sábados y los domingos.

La gente que está sola, que es mucha, frecuenta los shoppings para sentirse acompañada. Se las ve mirando las vidrieras donde difícilmente compran algo; tomando un café, leyendo un libro y dando vueltas hasta que vuelven a casa. La mayoría hace lo mismo, con algunas variantes.

Esa salida le sirve a muchos para distraerse, porque es un lugar que los contiene,  que les resulta familiar y donde se sienten libres, a gusto, cómodos y sin compromisos.

Los shoppings son una excelente estrategia para vender los siete días de la semana sin interrupción alguna, desde la mañana a la noche.  Sólo cierran sus puertas después de las 24 horas y uno o dos días por año, generalmente el día de Navidad y el de Año Nuevo, después que vendieron todo.

El ambiente impersonal y pasteurizado de los shoppings se reitera en cada uno de ellos, de manera que el que conoce uno los conoce a todos.

El shopping es ideal para la sociedad de consumo, para los que les agrada estar a la moda, para los que están solos, para las familias, para los chicos, para los jóvenes y en general para todos; y representa uno de los inventos de marketing del siglo XX, más extraordinarios,