La Mente de un chimpancé




Cuando nos preguntamos cuál es la diferencia mental entre un ser humano y un animal, solemos contestar que es la cultura y la conciencia pero también los animales tienen una forma de cultura y cierta forma de conciencia.

Es sorprendente que desde el punto de vista genético lo que nos distingue de un chimpancé, nuestro pariente más cercano, sea solamente una diferencia en el ADN del 1.23 por ciento.  Quiere decir que todos los seres humanos tenemos un 98,77 de chimpancé.

Los chimpancés viven en comunidades de veinte a cien individuos, machos y hembras.  Los más chicos tienen menos de cuatro años, los hay juveniles, de menos de siete años, adolescentes de menos de once años, adultos jóvenes de hasta 35 años y viejos de más de 36 años.

Los chimpancés tienen la capacidad de crear y utilizar herramientas, mantienen lazos familiares y una cultura específica en cada grupo; pueden aprender muchas tareas y conductas y utilizar técnicas distintas para conseguir los mismos resultados.

Según la comunidad a la que pertenecen, la población de chimpancés difieren en sus llamados característicos, o sea que se puede decir que tienen distintos dialectos para comunicarse; y también son capaces de aprender habilidades de otros congéneres, como cascar con piedras las nueces para comerlas, lavar las patatas, usar palos para hurgar en un hormiguero, aunque no alcanzan a aprender conductas más refinadas como preparar puntas de flechas o tejer canastos.

Con respecto al lenguaje, los chimpancés han logrado aprender el uso de símbolos pero no logran formar frases ni producir sonidos modulados. Sin embargo,  cuentan con una nutrida gama de sonidos guturales profundos que tienen distinto significado.  Estas distintas vocalizaciones del chimpancé comunican ideas relacionadas con el hábitat y no se mantienen fuera del contexto.

A los chimpancés, los útiles que construyen no les resultan imprescindibles para su supervivencia; y en cuanto a los aspectos de cognición social, pueden imitar, engañar en forma táctica, aprender mediante la observación conductas culturales y el uso de herramientas, e inferir el estado mental de otro compañero.

La imitación es considerada una habilidad cognitiva social que implica un nivel alto de inteligencia tanto en primates como en humanos, ya que es importante para adquirir habilidades adaptativas no genéticas en un entorno difícil y es útil para la transmisión de conocimientos y habilidades.

Pero no solamente nos diferenciamos ínfimamente de los primates desde el punto de vista genético, también con respecto a especies como los insectos, la diferencia con los seres humanos no es mucha.

Fuente: “The Mind of the chimpanzee”; Elizabeth V. Lonsdorf, Stephen R. Ross y Tetsuro Matsuzawa; The University of Chicago Press; Chicago, 2010.