Osho - Relacionarse es amar




Solamente se puede amar a otro si se es capaz de estar solo.  Esta afirmación de Osho, parece una contradicción, sin embargo no lo es, porque la persona que puede estar sola tiene la capacidad de relacionarse profundamente, sin depender de ella, sin necesidad de poseerla solamente para sí misma, sin obsesionarse, sin convertirla en un objeto.

A una persona así nadie la puede hacer infeliz, porque su felicidad es interna y no depende de una relación, por más importante que sea.

Sin embargo, estas personas desean compartir su felicidad y disfrutar haciéndolo;  se relacionan porque les gusta desparramar su alegría en otros, su estado de ser.

El que teme perder al ser querido,  no lo ama, lo necesita; y como no puede hacer nada con su temor,  terminará derrotado y preferirá renunciar a él, para no sufrir.

El amor es un don natural y sólo hay que empezar a amar y dejarse llevar sin oponer ninguna resistencia, porque el miedo es una forma de resistencia, una forma de avaricia.

El amor es lo opuesto al dinero, porque cuanto más amor se da más se obtiene.

Si una persona decide no dar nunca más amor perderá esta cualidad natural, como le ocurre a un pianista,  si deja de tocar el piano.

El amor es relacionarse en el aquí y ahora, tiene que ser algo siempre nuevo y fresco, no un hábito, una costumbre o una promesa, sino algo más profundo que el deseo de estar con otro, algo más íntimo, más poético y sagrado.  Ese tipo de amor no necesitará leyes ni jueces porque durará siempre.  El amor tiene que ser un compromiso profundo de corazón a corazón, de mirada a mirada, una comunión que no necesita palabras.

El amor termina cuando se cree conocer al otro y se da por sentado, pero nunca se llega a conocer al otro,  porque todos los días las personas cambian.  Por eso, existe la oportunidad de tener al lado,  a una persona distinta para explorar, para conocer sus sentimientos más profundos, para intentar develar su misterio.

Cada amante es un espejo de uno mismo y cuanto más lo conozco más me conozco a mí mismo.

Cuando ambos amantes se convierten en espejos del otro, el amor es meditación.

La realidad siempre es diferente, no son los otros los que hacen siempre lo mismo, somos nosotros que somos incapaces de reflejar a la otra persona.

El amor verdadero es siempre una aventura porque cuanto más conocemos al otro más misterioso e insondable se vuelve.

Fuente: Osho, “Aprender a amar”.