Insomnio



El insomnio es un trastorno del sueño que altera el descanso nocturno; produciendo durante la vigilia cansancio, problemas de atención y concentración, disminución del rendimiento laboral, dolores de cabeza, dificultades digestivos y otros síntomas físicos.

Para el diagnóstico de insomnio es necesario que la persona esté más de un mes con problemas para dormir y que manifieste los síntomas que produce durante la vigilia la falta de sueño.

Por lo general, los insomnes son pensadores compulsivos, piensan en problemas pasados, presentes y futuros, se preocupan innecesariamente por posibles circunstancias que seguramente no ocurrirán nunca y hasta por los trastornos que le ocasionará al día siguiente, no haber podido dormir.

Se denomina insomnio primario, cuando no se debe a alteraciones físicas o mentales, sino que se trata de la consecuencia del agobio que produce un alto nivel de estrés durante largo tiempo que no permite deshacerse de pensamientos negativos ni liberarse de la tendencia a sumergirse en intrincadas cavilaciones para poder solucionar problemas reales o imaginarios.

Los afectados de insomnio presentan una mayor actividad del cerebro durante la noche, que es lo que da lugar a las dificultades para relajarse física y mentalmente.

Esta hiperactividad del cerebro está vinculada a significativas alteraciones de la estructura y de la fisiología del cerebro.

El equipo de Erick Nofzinger de la Universidad de Pittsburgh, realizaron una investigación en 2004 sobre las diferencia en el consumo de energía del cerebro durante el sueño.

Estas investigaciones mostraron que el cerebro de individuos sanos necesitan menos energía durante el sueño; en tanto que el cerebro de quienes padecen insomnio, se mantiene el consumo de energía cuando duermen, como si algunos mecanismos de excitación permanecieran encendidos.

En cuanto al insomnio producido por el ambiente, como la ingestión de medicamentos, el calor, el frío, la vibración o el ruido, es una alteración que desaparece con el estímulo que la produce.

El insomnio secundario es el que surge como síntoma de enfermedades físicas o mentales preexistentes.

Los medicamentos para el insomnio presentan la dificultad de producir acostumbramiento y exigir el aumento de la dosis para conseguir el mismo efecto.

Con relación a los efectos del insomnio a largo plazo, los investigadores llegaron a la conclusión, que dormir en forma insuficiente deja huellas en la estructura y en la fisiología del cerebro.

En la Clínica Universitaria de la Universidad de Friburgo, los estudios del cerebro realizados en 2007 a pacientes con trastornos de sueño, mostraron que el hipocampo, zona relacionada con los procesos de la memoria, tenía un tamaño menor que en los individuos sanos, tomaran o no somníferos, motivo que podría afectar la memoria.

Los científicos sospechan que el estrés crónico que produce el insomnio es el responsable del encogimiento del hipocampo, dado que se sabe que el estrés aumenta la producción de cortisol, sustancia que en grandes cantidades produce daño en esta área del cerebro.

El insomnio por lo tanto, no solamente afecta la calidad de vida sino que representa una mayor posibilidad de provocar problemas de salud con el paso del tiempo.

Si el estrés prolongado puede ser la causa del insomnio, entonces, si se reconocen los motivos que lo producen, se revisan las prioridades y se toma mayor distancia de los problemas, se podría controlar en gran parte este trastorno del sueño.

El insomnio también puede ser consecuencia de no respetar los ritmos naturales del sueño y acostarse a cualquier hora.

El ritmo del sueño comienza a las once de la noche; después de esa hora el organismo segrega sustancias químicas para mantenerse despierto como un mecanismo de supervivencia; pero luego de dos horas vuelve a reiterarse el deseo de dormir.

Sucede lo mismo con la hora de comer; si no comemos a la hora habitual, el cuerpo responde quitando las ganas de comer, para mantener el equilibrio a la espera de que se restablezca la ingesta.

Malena

Fuente: “Mente y Cerebro”; “Investigación y Ciencia”; No.57/2012; “Insomnio”; Kai Spiegelhalder; doctor en psicología y médico, investigador de la Clínica Universitaria de la Universidad de Friburgo; y Dieter Riemann, catedrático de psicofisiología clínica de la misma universidad.