Multitasking, personas multitareas


La vida moderna y el desarrollo de la tecnología, lejos de traer más calma y tranquilidad a nuestras vidas, se caracteriza por la invasión de estímulos que exigen respuesta rápida y que pueden obligarnos a vivir en perpetuo estado de tensión al tener que prestar atención a varias cosas al mismo tiempo.

Es común que una persona esté cocinando, hablando por teléfono y viendo televisión en el mismo momento aunque su cerebro no pueda responder adecuadamente a esta exigencia, porque su rendimiento disminuye, le provoca estrés, ansiedad, angustia y frustración.

La vida en las grandes ciudades se ha acelerado y requiere adoptar un estilo de vida en el que la urgencia es la protagonista y lo habitual es esperar resultados inmediatos.

Cada persona se va adaptando a esta forma de actuar y obra de esta manera en su vida cotidiana de acuerdo a sus necesidades particulares. Se acostumbra así a hablar por teléfono de manos libres mientras maneja, o a responder mensajes de texto mientras come un sándwich ; a conversar en el auto con sus acompañantes mientras a la vez piensa en el almuerzo del mediodía, las compras que necesita hacer en el supermercado, en la factura que tiene que pagar y en el turno que tiene que pedirle al médico.

Cuando se presta atención a más de una cosa al mismo tiempo el cerebro va trasladando los objetivos rápidamente de uno a otro, y ese proceso, que es automático es el que nos hace cometer errores y nos produce algunos trastornos. Por lo menos eso es lo que afirma el doctor Gustavo Vázquez, médico psiquiatra, coordinador del área de Neurociencias de la Universidad de Palermo.

La persona que se exige demasiado puede favorecer el aumento del cortisol en su sangre, el que le puede producir un daño en la zonas del hipocampo, región asociada con el aprendizaje y la memoria, su actividad fisiológica puede colapsar y llegar al agotamiento.

Cuando los estímulos superan los esfuerzos la consecuencia es el estrés y el estrés produce a la vez distintos cuadros patológicos, como cefaleas, contracturas, alteraciones gastrointestinales, trastornos cardiovasculares, o enfermedades outoinmunes; y problemas psíquicos como insomnio, irritabilidad, agotamiento, ansiedad, depresión; y con respecto a la conducta, poco rendimiento laboral o académico y dificultades con las relaciones.

El multitasking, o la manía de estar en todo, se contagian y se aprenden, de manera que sin darse cuenta se les inculca a los hijos esa manera de proceder, y ellos la adquieren con facilidad llevándolos a comprometerse con múltiples tareas que los mantienen superocupados y que se empeñan en atender en detrimento de su rendimiento en otras asignaturas.

Esta actividad desenfrenada tiene como objetivo ganar tiempo, pero no para descansar y disfrutar de un momento de sosiego sino para aprovechar para hacer tareas extras.

El exceso de estimulación y la intención de cumplir con todo ha incrementado los índices de depresión, trastornos de alimentación, de aprendizaje y de conducta en los niños.

Estamos atravesando una revolución tecnológica en cuanto a los avances en la comunicación. La información es continua y llena de estímulos; sin embargo tenemos que poner límites y somos nosotros los que podemos hacer una seleccionar de lo que estrictamente es de nuestro interés y descartar el resto.

Por esta razón, tenemos que aprender a filtrar todos estos estímulos y quedarnos con lo que es necesario y útil para nuestro desenvolvimiento, sabiendo distinguir entre lo urgente de lo necesario y dejar para después lo que a nuestro criterio puede esperar, actitud que nos servirá para aquietar la mente y evitar el estrés.

Priorizar los estímulos es aprender a tomar las riendas de nuestra propia vida y no dejarse llevar por discutibles exigencias externas.

No todo en la vida es trabajo, también tenemos que disponer tiempo para relajarnos y para tener una vida privada; y para llegar a poder disfrutar de una vida más relajada es necesario tener conciencia de los límites y tener la suficiente inteligencia como saber cuándo hay que parar y pensar en uno mismo.

Cuidar la vida como nuestro bien más supremo es nuestra tarea esencial, porque no hay nada más importante. El exceso de exigencias nos puede destruir y después de eso hasta lo más importante deja de tener sentido.

Malena

Fuente: “LNR”; Junio/2012; “Multitasking”; Eduardo Chaktoura.