La Felicidad es Salud

Investigaciones médicas, genéticas, neurológicas, psiquiátricas y psicológicas conductuales tratan de estudiar en qué medida y forma influye en la salud el buen estado de ánimo.

Según estos estudios, no es el buen humor lo que nos hace reír o estar alegres sino que es la alegría y la risa lo que puede cambiar nuestro humor. De modo que a reírse y estar alegre si quieren disminuir el estrés y mejorar el funcionamiento del corazón.

A través de encuestas realizadas a miles de personas de todo el mundo sobre satisfacción personal, estado de la salud, expectativa de vida, posición social, ingresos económicos, ocupación, nivel de estudio, etc., se ha podido medir el estado de felicidad que puede llegar a tener una persona en distintas culturas.

Los habitantes de los países escandinavos, famosos por su alto nivel de vida, de salud y de educación, buena distribución del ingreso y estabilidad política, lideran los índices de felicidad, mientras países como Costa Rica, que no se destaca por gozar de las mismas ventajas económicas, pero que disfrutan de clima tropical todo el año, comparten los mismos standares de la península del hemisferio norte.

Brasil y Argentina tienen el mismo nivel de felicidad, aunque no lo parezca, porque el argentino tiene fama de melancólico y quejoso, quejas de bandoneón y también de las otras; mientras el brasileño en cambio parece contagiar alegría y felicidad. Sin embargo, según los resultados científicos, las cifras indican otra cosa. Será porque somos felices quejándonos.

Los estudios sobre la felicidad muestran que son más felices los casados que los solteros y los que tienen hijos son más felices que los que no los tienen.

En cuanto al dinero, contribuye a la felicidad pero hasta cierto nivel, porque cuando el dinero sobre parece atentar contra el buen humor y la alegría.

Las personas que tienen fe religiosa se autodefinen como más felices que los ateos o agnósticos; y ser una buena persona, ayudar a los que necesitan, y hacer donaciones puede hacernos más felices.

El más reciente mapa mundial de la felicidad favorece a los países con buenos niveles de salud y educación.

Ser felices nos hace más saludables, baja el nivel de cortisol en sangre , ayuda a mejorar el funcionamiento cardiovascular y aumenta la resistencia a los resfríos.

La alegría y la risa activa zonas cerebrales relacionadas con las emociones produciendo una sensación de bienestar. Cuando estas regiones del cerebro específicas no funcionan adecuadamente pueden producir depresión.

La capacidad de ser feliz también tiene que ver con los genes ya que cierta variante de un gen es el que participa en el transporte de la serotonina, que es un neurotransmisor que se encuentra en la conexión de las neuronas relacionadas con las emociones.

A nivel individual, las experiencias pueden ser vividas de distinta manera según la capacidad de adaptación que tenga cada uno, aunque lo que nos hace infelices no es lo que nos pasa sino cómo vivimos lo que nos pasa.

De manera que si estamos alegres y somos de risa fácil estaremos en mejores condiciones para enfrentar la adversidad, pero si la seriedad se impone en nuestro carácter y nada logra hacernos reír, estaremos condenados, pase lo que pase, a ser infelices.

Malena

Fuente: “LNR”; 04/2012; “La felicidad (ja ja ja ja); Diego Golombek, doctor en Ciencias Biológicas, profesor de la UNQ e investigador del Conicet.