El desamor en la infancia afecta en la edad adulta.


Desde el punto de vista de la neurociencia, imágenes por resonancia magnética funcional muestran que las experiencias displacenteras en el hogar, la falta de armonía, las discusiones, el desamor y el estrés afectan la vida de los niños durante su infancia, repercuten en su juventud y provocan trastornos serios en la edad adulta.

Numerosas investigaciones realizadas durante muchas décadas, han logrado demostrar las devastadoras consecuencias que producen los conflictos familiares y la falta de cuidados en los niños, cuando son adultos.

Estudios recientes confirman que un pasado turbulento lleno de zozobras, inseguridad y desatención puede provocar no sólo trastornos fisiológicos graves en el desarrollo neuronal sino también depresión y dificultades de relación.

La violencia familiar afecta a los niños incluso cuando duermen, haciéndolos más sensibles a las agresiones y a los gritos.

Los niños están aprendiendo siempre, en toda circunstancia y no solamente cuando les enseñan y todo lo que ocurre a su alrededor puede estar condicionando las conexiones físicas de su cerebro.

Un estudio realizado en la Universidad de Yale sobre adolescentes, mostró a través de imágenes por resonancia magnética funcional que el abuso emocional en la infancia disminuye la densidad celular posterior de las zonas cerebrales que regulan las emociones, impulsando a muchos de esos jóvenes a comportarse en forma irreflexiva y arriesgada.

De acuerdo a un artículo de “Neurology” publicado en Internet en 2012, la desatención y la falta de amor en la niñez también eleva el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular en la vejez, según una encuesta realizada en adultos en la Universidad Rush de Chicago, aunque aún no se conoce el mecanismo que lo produce.

Todos estos daños permanentes se podrían evitar probablemente si se trataran las dificultades familiares a tiempo.

Si se pudiera comprobar científicamente que la falta de control de los impulsos de los adolescentes corresponde a una alteración cerebral específica inducida por la falta de afecto, se podría aplicar el adecuado tratamiento neurológico.

Se ha aprobado que el ejercicio regular desacelera la pérdida de neuronas del cerebro debido al envejecimiento, por lo tanto es posible suponer que también se podrían evitar las pérdidas relacionadas con las experiencias de desatención y de desamor en la infancia.

Los científicos creen posible encontrar en el futuro la forma de revertir en cualquier momento de la vida, los daños provocados por las experiencias de frustración y dolor vividas en la infancia.

Pero no solamente las experiencias negativas influyen emocionalmente a un individuo en su infancia sino que también el mismo efecto emocional y la angustia pueden heredarlos sus hijos y hasta sus nietos, siendo las mujeres las más propensas a ser afectadas, aunque ambos sexos podrían sufrir las mismas anomalías moleculares.


Malena

Fuente: “Mente y Cerebro-Investigación y Ciencia”; No.59/2013; “Impronta familiar en el cerebro”; Ian Chant; y “Angustia hereditaria”; Carrie Arnold.