Meditación de conciencia plena - Primera parte


La neurociencia está orientando su interés al estado de meditación de conciencia plena porque existen evidencias de que previene el estrés y la depresión y que decididamente influye en el funcionamiento del cerebro.

No necesariamente los estados de meditación tienen que estar relacionados con las creencias religiosas, ni tener objetivos trascendentes, sino que consisten en concentrarse totalmente en el presente, prestando atención sólo a las sensaciones del cuerpo y a las percepciones internas; observando los pensamientos sin participar ni involucrarse en ellos.

Esta práctica, realizada de manera habitual puede ejercer una beneficiosa influencia en la salud, principalmente en los estados de ansiedad emocional.

Se trata de observar, con los ojos cerrados, lo que pasa en el interior del cuerpo y de la mente, la respiración, las sensaciones internas y los pensamientos, sin intentar rechazarlos, sino simplemente viéndolos y dejándolos pasar sin emitir juicio alguno.

Esta forma de meditar, además de poseer poder curativo, resulta mucho más eficaz que el afán de control que tienen las personas ansiosas y apuradas.

Esta experiencia consiste en estar presente en el ahora, aceptando las cosas como son, en poder sentir dolor o placer sin represión alguna y sin juzgar los sucesos como buenos o malos, y sin tener ninguna expectativa ni formular razonamiento alguno.

De modo que la meditación de conciencia plena se basa en tres actitudes básicas:

- Prestar atención a las percepciones internas, o sea, a la respiración, a las sensaciones del cuerpo, visuales y auditivas, a las emociones y a los pensamientos que intentan invadir la mente.
- No formular juicio alguno, no controlar los pensamientos ni buscar soluciones o elegir decisiones.
- Observar y experimentar bien despierto, sentir sin intervenir, sin elaborar ni analizar, y sin expresar nada verbalmente con la mente.

Con el tiempo, este estado mental se trasladará a la experiencia diaria haciendo posible concentrarse totalmente en el momento presente y estar más atentos a todo lo que se hace y se vive.

El poeta austriaco Hugo von Hofmannsthaln (1874-1929) describe a este estado mental, en su obra “Carta de Lord Chandos”, como un desborde de exaltación vital difícil de explicar con palabras, en el que por ejemplo, cualquier cosa intrascendente o situación cotidiana irrelevante que aparece, o que se produce sin intervención alguna, adquiere un carácter sublime.

El psicólogo norteamiericano Jon Kabat-Zinn y el psiquiatra canadiense Zindel Segal fueron los primeros en introducir, afianzar y expandir esta forma de meditación como un instrumento científico eficaz.

La instrucción de esta práctica, generalmente se practica en grupo durante un total de ocho sesiones de dos horas de duración, una vez por semana.

Es deseable es que este ejercicio también sea practicado en casa, completándolo con la actitud de conciencia plena en cada una de las actividades del día, o sea, prestando atención plena a las conductas habituales como lavarse los dientes, caminar, comer, hacer la comida, etc., evitando pensar o hacer otra cosa al mismo tiempo; hasta llegar a adoptar esa actitud mental en todo momento.

(continúa segunda parte)

Malena
Fuente: “Mente y Cerebro-Investigación y Ciencia” – N.59/2013; “La meditación de conciencia plena”; Christophe André, psiquiatra y profesor de la Universidad de París Oeste.