Escusas para no hacer el amor


Es usual escuchar la frase: "A mi mujer siempre le duele la cabeza", de boca de un hombre casado; de modo que es probable que aparte de que en algunos casos el dolor de cabeza puede ser real, en la mayoría de ellos no es más que una escusa para no hacer el amor.

¿Por qué las mujeres ponen escusas para hacer el amor? ¿Acaso en el mundo animal será lo mismo?

Como no le podemos preguntar ni siquiera a nuestra perra "Colita" si disfruta o no del sexo, porque en realidad no hace falta, ya que las hembras no aceptan al macho a menos que estén en celo, o sea en los días específicos en que puede quedar fecundada, damos por sentado que si disfrutan en ese caso.

Pero en los seres humanos, especie supuestamente más evolucionada, es diferente; el sexo es una diversión, una terapia para descargar tensiones, para no fumar o beber en exceso, para calmar la ansiedad y hasta parece que es bueno para adelgazar. También sirve para procrear, pero eso no es esencial, lo más importante es disfrutar y lograr lo que parece imposible, llegar juntos al orgasmo.

En el caso de la mujer, cuando pone escusas para no hacer el amor, la razón más obvia es porque no disfruta del sexo; pero de nada sirve buscar a un culpable de esta situación, porque lo más importante es encontrar la causa de este problema y cómo resolverlo.

Aunque los temas de sexualidad están a la orden del día y parecieran no existir más las inhibiciones a la hora de hablar de sexo, las parejas entre sí no hablan de su sexualidad aunque sepan que las cosas no funcionan como quisieran y menos desean hablarlos con un terapeuta, tener que pagar las entrevistas y pedir ayuda para resolver sus problemas.

Sin ninguna duda el mundo ha cambiado, en algunos aspectos, como por ejemplo en la tecnología y en la ciencia, la evolución es un hecho innegable; los adelantos tecnológicos son más rápidos que nuestra adaptación a ellos y la ciencia parece haber erradicado varias epidemias del planeta, haber vencido muchas enfermedades que eran incurables y haber salvado muchas vidas con operaciones prodigiosas.

Por otra parte, se puede ver de todo por televisión, incluso lo que excede la imaginación más truculenta y perversa.

Sin embargo, en el silencio majestuoso y sagrado de muchos dormitorios matrimoniales, a pesar de los esfuerzos de Sigmund Freud, y del destape, mucho no se ha avanzado, más bien continúan existiendo las mismas inhibiciones, la misma falta de comunicación y las mismas dificultades en las relaciones sexuales que probablemente tenían nuestros abuelos.

Parecería que ya no hay más nada que inventar, que estamos de vuelta de todo y que nos hemos liberado por fin de las estructuras arcaicas, sin embargo, todavía no existe nada más difícil en este mundo que un orgasmo simultáneo.

Lo peor no sería eso, porque tendría solución si los hombres, que en su mayoría padece de eyaculación precoz, tuvieran alguna consideración hacia la mujer e hicieran lo necesario para que ellas puedan disfrutar también del sexo.

El dolor de cabeza salva a las mujeres de la eterna frustración por no sentir nada, por tener que fingir placer para no sentirse culpables por creer que son ellas las frígidas.

Las parejas son renuentes a hablar “a calzón quitado”, de sus problemas en la cama, sin tapujos y sin reparos, porque la intimidad de una pareja así lo exige y porque todo tiene solución cuando ambos están dispuestos a hacer lo necesario para que así sea.

Sin embargo, el hombre acepta resignado la negativa de su mujer a hacer el amor, con una escusa trillada para no enfrentar un problema que tiene solución si los dos lo reconocen y se atreven a hablar de él con franqueza.

Una mujer tiene que decirle a su pareja lo que necesita para sentir placer en el acto sexual, porque no todas las mujeres se satisfacen de la misma forma, porque ningún hombre es adivino, y la mujer que piensa que "debería saberlo" está suponiendo algo sin fundamento.

Comunicarse significa hablar bien claro y decir las cosas por su nombre, porque suponer que los demás leen las mentes o se lo imaginan, es ser demasiado optimista, ya que la mayoría no sabe nada de sexo aunque asegure tener experiencia, y parezca ser un tema más que sabido, pero que en realidad lo que está, es más que manoseado.

Hablar en pareja sin miedo y sin pudor puede salvarla; y hasta evitar una terapia, ya que lo que hace el terapeuta es actuar de intermediario en la conversación que deberían tener ellos dos, sin necesidad de un interlocutor en el medio.

Malena