Internet y el cambio de paradigma



No es casual que en estos tiempos que vivimos la soledad sea uno de los problemas más difundidos en el mundo y que cuando esta condición se combina con un temperamento básico con tendencia depresiva pueda desencadenar una depresión grave.

La tecnología ha brindado un confort impensado a millones de personas en el mundo; y aunque todavía hay muchos que no gozan de todo el bienestar que brindan sus innumerables posibilidades, cada día son más los que tienen acceso a ella.  Sin embargo, no todos se adaptan a estos cambios y añoran la época en que la vida era más sencilla

Dentro de tres años más de la mitad de la población mundial estará conectada a Internet, es decir que casi tres mil seiscientos millones de personas tendrán la posibilidad de acceder a toda la información y a la gran cantidad de recursos que necesitan.

Este avance tecnológico, está cambiando el paradigma y modificando la visión de la realidad, porque favorece el acceso a la educación y la cultura, revoluciona la comunicación y el aprendizaje, transforma el modo y el lugar de trabajo  y acaba con el problema de las distancias.

La tecnología no sólo está cambiando el mundo sino que también nos está cambiando a nosotros; aunque todavía no todos estén dispuestos a incorporarse a este nuevo mundo, lo que está dando lugar a la aparición de una nueva clase social constituida por analfabetos cibernéticos, o sea los que por alguna razón  se niegan al cambio o no pueden incorporar esta nueva tecnología a sus vidas.

Esta revolución tecnológica ha cambiado el espacio y el tiempo.  El espacio deja de ser solamente un lugar físico para ser también un sitio virtual, porque se puede estar en cualquier parte del globo sin levantarse del asiento, sin sufrir los cambios climáticos y sin necesitar el reloj; y comunicarse con cualquiera, aunque no lo conozcan y aunque hable otro idioma.

Esta tecnología ha llegado obviamente a la escuela para quedarse, y aunque el espacio virtual no reemplazará nunca a un maestro, éste podrá recuperar su verdadero rol de guiar al alumno y descubrir todo su potencial, modificará el arte de enseñar y también la forma de aprender.

Como todo adelanto tecnológico también puede favorecer el desarrollo de  todos los vicios y llegar a atrapar nuestro lado más sombrío,  servir para aislarnos de compañías reales,  engañar a otros, estafarlos, etc.

Está en cada uno de nosotros elegir lo mejor entre el universo de posibilidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías, utilizarla para elevar nuestra dignidad humana o dejar que nos venza la máquina y nos  degrade hasta los más bajos niveles de nuestra condición.

El ser humano es gregario, o sea que tiene la tendencia natural de agruparse y socializar.  Surge ahora un nuevo modo de relación: el hombre y una máquina que hace lo que él le ordena sin omitir ninguna opinión, ningún juicio de valor y sin formular ninguna queja.

Tal vez la máquina sea la mejor opción para todos aquellos que no pueden resistir la crítica de sus semejantes,  ni tolerar la frustración que generan las relaciones cara a cara.

Malena