La Tecnofobia



Los avances tecnológicos son más rápidos que la adaptación del hombre a los cambios que produce y sólo los niños y los jóvenes que nacieron inmersos en un mundo digital se sienten como peces en el agua manejando aparatos. El resto, tiene que lidiar con un nuevo lenguaje, una forma diferente de trabajar y una manera distinta de manejarse en la vida diaria.

Pero no todos están dispuestos a tolerar tantos cambios, como ocurrió con una docente jubilada británica, de 89 años, que tomó la decisión de suicidarse por no poder adaptarse y que para concretar su propósito, concurrió a una clínica suiza que está habilitada a realizar suicidios asistidos mediante una inyección letal.

Este hecho no hubiera trascendido si esta anciana antes de morir no hubiera dado una entrevista para explicar los motivos de su drástica decisión: no poder adaptarse a una sociedad cada vez más deshumanizada, impersonal e indiferente, en gran parte por los adelantos tecnológicos como los celulares, el uso de la computadora, los correos electrónicos y el hábito de la comida rápida, que aleja cada vez más a las personas y las convierte en robots.

Es cierto que la gente puede pasar días enteros pegada a la pantalla de un televisor o de una computadora o prendida a un celular de tal modo que llegue al extremo de no tener tiempo para relacionarse cara a cara y vivir una vida real.

Esta mujer no tenía ninguna enfermedad incurable sino los achaques propios de la vejez y la triste perspectiva de terminar sus días en una institución; y en ese país los límites de la eutanasia son cada vez más amplios, de modo que esta situación se consideró apta para realizar este procedimiento.

Este caso produjo gran conmoción en la opinión pública, reanudándose la controversia sobre los límites de la eutanasia, ya que podría llevar a más personas a quitarse la vida de ese modo.

Los avances tecnológicos siempre han provocado en las sociedades reacciones de rechazo, por ejemplo, a principios del siglo XIX en Inglaterra, se produjo un movimiento social que se oponía a las máquinas porque disminuía los puestos de trabajo, aunque éste fuera insalubre.

A fines del siglo XX los empleados comenzaron a darse cuenta que necesariamente tenían que adaptarse a la nueva tecnología si no querían ser discriminados por sus empleadores.

La realidad es que los avances de los medios electrónicos no pueden revertirse porque sus beneficios superan ampliamente las dificultades que tiene la gente para adaptarse a ellos y porque principalmente disminuyen los costos y aumentan la productividad, de modo que es imposible pensar en rechazarlos.

Lo mejor siempre será adaptarse a la realidad a cualquier edad ya que mantenerse actualizado y activo es una de las condiciones necesarias para vivir plenamente hasta el fin de la vida.

Aislarse y permanecer aferrado al pasado y ajeno a los cambios son actitudes que sólo llevan a la decadencia, a la depresión y a la muerte.

Malena

Fuente: “Diario La Nación”; Abril 2014; “Revista Forbes”; “Cómo gestionar a los tecnófobos”