El Hipnotismo


A fines del siglo XIX el hipnotismo fue reconocido a nivel académico como una herramienta terapéutica en los trastornos psíquicos.

Martin Charcot (1825/1893), también se interesó por el hipnotismo como un medio útil para un mayor conocimiento de la histeria.

En 1878 publicó su primer libro sobre la hipnosis, titulado “Catalepsia y Sonambulismo histérico provocado”; y trabajó con entusiasmo durante algunos años utilizando ese método para hacer importantes descubrimientos sobre la histeria y logrando distinguir en los fenómenos hipnóticos tres estados, el cataléptico, el letárgico y el sonambúlico.

Sus trabajos tuvieron mucha repercusión, ya que el hipnotismo en esa época era considerado un fenómeno reservado al ámbito teatral o circense, y el hecho de que un científico de renombre como Charcot se ocupara de investigarlo, le otorgó un mayor respeto dentro del ámbito de las ciencias médicas.

Numerosos neurólogos se dedicaron a estudiar la hipnosis tanto en Francia como en otros países de Europa.

La ciencia aceptaba la idea de Charcot de considerar el estado hipnótico como una histeria artificial y a la hipnosis como un medio para comprender esta enfermedad.

En la escuela parisina de Salpetriere, Charcot consideraba el hipnotismo como una neurosis artificial y como elemento útil para estudiar la histeria, en cambio en la escuela de Nancy, Bernheim y Liébeault tenía una visión de la hipnosis, fisiológica y terapéutica.

A pesar de las diferencias, ambas escuelas contribuyeron para que el hipnotismo, durante casi veinte años, pasara a formar parte de los recursos de las ciencias médicas y se convirtiera en la primera y única psicoterapia reconocida.

En la mayoría de los hospitales de París, principalmente, la hipnosis se enseñaba y se practicaba, lo que atrajo a la capital francesa a muchos médicos extranjeros ávidos de conocer los resultados de esa sorprendente técnica.

Uno de ellos fue Sigmund Freud que pasó con Charcot, en Salpetriere, seis meses y cuya experiencia resultó decisiva en sus primeros estudios sobre la histeria.

Esta fue la época con mayor cantidad de publicaciones sobre hipnotismo en casi todas las revistas médicas, que inspiró importantes trabajos y libros que resultaron de gran valor sobre este tema.

La obra cumbre publicada en España sobre hipnosis a finales del siglo XIX es “El Hipnotismo y la sugestión”, de Sànchez Herrero, que en ese entonces era catedrático de la Clínica Medica en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid, en la que incluye un detallado estudio de la sugestión en la hipnosis y el estado vigil y sus efectos sobre la motilidad, la sensibilidad, los sentidos, los sentimientos, el discernimiento y el juicio y sobre la fisiología de los órganos y de los sistemas del cuerpo.

El médico rural Ambroise Liébeault, demostró por primera vez que la sugestión puede conseguir todas las curaciones que se atribuían a las fuerzas físicas del magnetismo animal.

Sanchez Herrero, también dejó ensayos sobre sus pacientes más célebres, como el caso de Petra, que caía en estado de trance hipnótico a distancia, encontrándose él en su despacho y la mujer en su pensión distante cuatrocientos metros

Sentado frente a sumesa de trabajo, cerró los ojos y concentró su pensamiento en sugestionar a Petra para que se durmiera. Posteriormente se trasladó a la pensión donde vivía y pudo constatar que Petra permanecía sentada al pie del balcón con la cabeza contra el muro completamente dormida.

En España, Julio Camino Galicia, médico militar y gran hipnotizador, describe en su obra “Hipnotismo e Hipnoterapia”; los métodos de inducción hipnótica que utilizaba con más frecuencia: por medio de la palabra o por gestos, por medios físicos, con pases sobre los ojos y la superficie del cuerpo, y por presiones en las zonas hipnógenas.

En un libro posterior, titulado “Cómo se hipnotiza. Manual práctico de psicoterapia hipnosugestiva”, elabora un resumen y actualización de su obra anterior.

Sigmund Freud no lograba hipnotizar a sus pacientes por lo que decidió no utilizar esta técnica y reemplazarla por la asociación libre (que consiste en sugerir al paciente a hablar de lo primero que le viene a la mente) y la interpretación de los sueños.

Malena

Fuente: “Mente y Cerebro”; No.62/2013; “El hipnotismo y los inicios de la psicoterapia en España”; Angel González de Pablo, profesor de historia de la ciencia en la Universidad Complutense de Madrid.