La Pareja y el Dinero


El dinero es símbolo de poder y dominación pero también representa la posibilidad de tener independencia y de poder elegir.

En una pareja, la forma de administrar su economía refleja en gran medida el modo en que se relacionan.

El dinero en el mundo genera conflictos, desacuerdos, dominio, dependencia, guerras y muerte; ¿por qué no pensar que puede hacer lo mismo en el diminuto micromundo que conforma la unión de dos personas?

Todos estamos de acuerdo en pensar que el dinero es necesario pero esto no quiere decir que puede hacer más felices a las personas; al contrario, puede representar una fuente de discusiones, diferencias y peleas; y además, si abunda demasiado también puede llevar a las personas a perder el sentido de los valores humanos.

El dinero es un medio para lograr fines prácticos pero también expresa con claridad en forma simbólica, los conflictos de una pareja.

Puede ocurrir que los integrantes de una pareja no tengan el mismo nivel de ingresos y también que ambos no tengan el mismo nivel de compromiso, la misma capacidad de iniciativa, los mismos gustos o el mismo carácter.

La diferencia en los ingresos a veces constituye en la relación un factor de discordia porque puede afectar las decisiones en muchos aspectos, como por ejemplo sobre las prioridades en los gastos, la toma de decisiones, sobre lo que considera cada uno que es necesario o superfluo, sobre cuánto es lo que hay que gastar y cuánto hay que ahorrar, etc.

La manera en que una pareja se maneja con el dinero expresa también los conflictos de esa relación.

Si es uno sólo el que aporta en la casa o es el que gana más, esa diferencia es suficiente para producir un conflicto de poder; y quien utiliza sus mayores ingresos como factor de poder para tomar todas las decisiones expone claramente su espíritu autoritario.

Muchas veces algunos hombres se quejan de tener toda la responsabilidad económica sobre sus hombros; sin embargo, si la mujer comienza a trabajar se sienten disminuidos por haber perdido su poder.

Cuando es el hombre el que gana más, lo más probable es que sienta que está cumpliendo las expectativas de su rol de sostenedor, pero cuando es la mujer la que gana más, no es raro que el hombre se sienta impotente y hasta pierda interés en ella.

En cuanto a la mujer, si su pareja gana menos puede sentirse desprotegida y menos contenida y si además el hombre se endeuda o pierde el trabajo, puede perderle la confianza y sentir que es un hijo más que tiene que cuidar.

Sin embargo esas asimetrías económicas no siempre son fuente de conflicto, principalmente cuando se acuerda de antemano en forma explícita o implícita el rol que desempeñará cada uno.

Hoy en día, lo más común es que tanto el hombre como la mujer trabajen, pero aunque los dos aporten al hogar lo mismo, no siempre esta condición es sinónimo de armonía; porque cada integrante de la pareja tendrá una forma distinta de ver el mundo y una manera personal de gastar el dinero y estas diferencias pueden ser una fuente de conflictos.

La batalla entre lo que en una pareja es individual y común también se manifiesta en la forma que cada uno crea cómo hay que administrar el dinero, sin embargo, a menos que alguno de los dos tenga otros motivos, las discusiones por dinero es uno más de los temas sobre los que toda pareja puede ponerse de acuerdo.

Si las cuestiones de dinero se convierten en una constante fuente de disputas es muy probable que exista algún otro conflicto que está tratando de salir a la luz.

Hay personas que establecen una relación patológica con el dinero considerándolo no como un medio sino como un fin en sí mismo. Lo cuidan tanto que no pueden avanzar y viven igual que si no lo tuvieran.

Las crisis económicas y los cambios en el aumento o disminución del patrimonio de una pareja puede producir un brusco cambio en la relación; y si ésta no está bien consolidada puede sufrir graves daños.

Malena

Fuente: “Quiero estar bien en pareja”; Beatriz Goldberg, psicóloga especialista en crisis individuales, de pareja y familiares.