Algunos
amores no tienen límites y quienes sufren de esa “enfermedad” exponen sus
vidas.
El
maltrato surge de una personalidad patológica que se caracteriza por la falta
de respeto por el otro, la irracionalidad, la ambivalencia, el consumo de
alcohol o drogas, y por la creencia de que la pareja es un objeto propio que se
puede manipular y despreciar.
Llegar
al castigo físico es un atropello y una humillación para quien lo sufre pero
también se considera maltrato cuando el golpeador critica o insulta a su pareja cuando percibe algún indicio de autonomía.
¿Qué
lleva a una mujer a soportar malos tratos y golpes de un hombre? ¿Es verdadero
amor lo que siente o está repitiendo historias aprendidas en la
infancia?
Los
niños aman a sus padres aunque los maltraten, no los cuiden, los abandonen y
hasta abusen de ellos. Buscan excusas
para perdonarlos y toleran con estoicismo cualquier cosa hasta el punto de
negarse a denunciarlos.
Con
historias como estas las mujeres se convencen que no valen nada y que sólo
sirven para satisfacer los deseos de otros.
De
esa forma, cuando crecen, pueden enamorarse perdidamente de personas con
personalidades sádicas, reiterando el patrón sado masoquista aprendido.
Esta
forma de vincularse afectivamente, en lugar de resultar una experiencia feliz y
valiosa se convierte en una relación de dominio y sometimiento, de control y
obediencia y de sufrimiento físico y resignación.
El
anhelo por estar con el otro, la atracción sexual, la falta de experiencia, y el
deseo de huir de situaciones insoportables puede llevar a una mujer a actuar de
modo precipitado y a decidirse a convivir con una pareja sin apenas conocerla;
pero al poco tiempo, quien se comportaba en forma angelical se convierte en un
sujeto violento sin control que provoca escenas de celos desmedidos, que la
critica sin ninguna piedad por su manera de vestir, de peinarse o maquillarse, la
insulta gratuitamente y la agrede con actitudes despectivas, lo que contribuirá
a disminuir aún más su autoestima y provocará en ella frustración y desilusión.
Sin
embargo, en estos casos, es común que el hombre violento se comporte en forma
ambivalente, a veces como un ángel y otras como un demonio, según las
circunstancias, y esto provoque en la mujer muchas dudas sobre sus verdaderos
sentimientos. No obstante, con el
tiempo, llega a predominar la violencia y se transforma en una forma de
relación y de comunicación.
Antes
de tomar una decisión para salir de ese círculo vicioso, algunas mujeres se
conforman y buscan justificar los malos tratos con la idea de que su pareja se
comporta así porque no le gusta su trabajo, porque no consigue una ocupación, porque no se lleva bien con sus padres, porque no se siente valorado, o por alguna otra excusa que la haga sentir
que quedarse con él es lo más correcto.
Tomar
decisiones drásticas, aunque sean ineludibles, nos resulta difícil pero se puede, cuando tenemos la plena convicción y tomamos total conciencia de que todos tenemos derecho a ser felices y a ser respetados y darnos cuenta que estamos involucrados en una relación enferma con una
pareja tóxica y tener el coraje de dejarla.
Malena
Más
información: “S.O.S” Mi chico me pega pero yo le quiero”; F.Gálligo Pirámide.
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