Ser sabio no es lo mismo que haber logrado un gran caudal de conocimientos, más bien se relaciona con la actitud personal que se adopta en la vida.
El sabio es humilde, no tiene certezas, se cuestiona y tiene conciencia de su ignorancia. Los científicos más brillantes no tienen todas las respuestas ni pueden conocer la verdad última.
Para el judaísmo es sabio el que aprende de sus semejantes, vinculando la sabiduría con la necesidad de relacionarse con los otros; y es sabio el que aprende de un recién nacido, que tiene que ver con el hecho de aprender de la experiencia para poder prever los acontecimientos.
Para el Cristianismo la sabiduría es creer en la palabra de Cristo y no apartarse del camino de Dios.
Para el Budismo la sabiduría es alcanzar la iluminación para lograr el Nirvana, un estado de paz interior que permite eludir los ciclos de muerte y reencarnación; y la ignorancia es el error, es no darse cuenta de la verdadera naturaleza de las cosas y caer en el apego a lo material, la codicia, la sensualidad, la miseria, el sufrimiento, el dolor.
Desde esta perspectiva, la sabiduría se logra cultivando las cuatro nobles verdades:
- La vida es sufrimiento
- El origen del sufrimiento es el deseo
- El sufrimiento puede terminar si se extingue la causa
- Para extinguir la causa del sufrimiento hay que seguir el Noble Óctuple Sendero.
Para el Budismo no hay sabiduría sin moral, que está resumida en el Noble Óctuple Sendero:
- Recto conocimiento
- Recto pensamiento
- Recta palabra
- Recta acción
- Recto trabajo
- Recto esfuerzo
- Recta atención
- Recta meditación
El sabio puede aceptar lo que piensa otro aunque nunca logre comprenderlo; y tiene más preguntas que respuestas.
El sabio no es convencional, reflexiona, y puede parecer excéntrico.
La edad aporta sabiduría pero no todos los ancianos son sabios.
La vida moderna obstaculiza el desarrollo de la sabiduría porque se centra en la valoración del dinero, la fama, en el deseo de “pertenecer”, de ser igual al otro y no distinto y único.
La sabiduría es llegar a lograr una síntesis personal sobre el mundo a partir de indispensables principios éticos, del conocimiento, de la experiencia, de la reflexión y de la intuición.
Malena
Fuente: “Uno mismo”; No.334; “Visiones comparadas”; Profesor Alberto Puglisi.
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