La Angustia - Psicología Malena Lede




Desde el punto de vista del Psicoanálisis, la angustia es un estado afectivo de displacer, que además provoca sensaciones físicas en determinados órganos, como los respiratorios y el corazón.

Estas sensaciones demuestran que en el proceso de la angustia participan inervaciones motoras, que ante un incremento de excitación displacentera, busca aliviar la tensión por medio de actos de descarga por determinadas vías, las cuales determinarían su carácter específico.

Coincidiendo con Otto Rank, para los seres humanos, el estado de angustia representa la reproducción del trauma del nacimiento, así como otros afectos son reproducciones de experiencias antiguas de vital importancia.

La angustia surge como reacción a un estado de peligro y se vuelve a producir cada vez que se reitera ese estado.

Para Freud, el estado de peligro para el niño es el de la insatisfacción de una necesidad apremiante como es la de alimentarse; o sea que en un niño de pecho se vuelve a repetir la situación de peligro similar a la experiencia del nacimiento cuando tiene hambre y no se satisface esa necesidad.

La señal de peligro es la ausencia de la madre que provee el alimento, lo que provoca en el niño angustia, un fenómeno automático y salvador como producto del desamparo psíquico y biológico.

En la fase fálica, que se extiende de los tres a los cinco años, la angustia se transforma en miedo a la castración.

El peligro en este caso es ser separado de los genitales, que equivale a una nueva separación, ya que son los genitales los que le garantizan al individuo volver a unirse con su madre.

El miedo a la muerte sería la última transformación de la angustia, en miedo al super yo.

El yo es la instancia del aparato psíquico que siente angustia, ya que se trata de un estado afectivo que solamente puede sentir el yo, a veces debido también, a procesos desarrollados en el Ello (los instintos).

Desde esta perspectiva, se puede afirmar que la abstinencia sexual, la perturbación del curso de la excitación sexual y la desviación de su elaboración psíquica, originan directamente la angustia debido a la transformación de la libido.

Si el yo intenta evitar la angustia se pueden desarrollar fácilmente una psiconeurosis.

En la mujer el peligro parece ser la pérdida del amor del objeto y no del sentimiento de ausencia o de pérdida real del objeto.

La histeria es un trastorno esencialmente femenino mientras la neurosis obsesiva se relaciona más con los hombres.

Se puede suponer entonces que la pérdida del amor del objeto en la histeria desempeña el mismo papel que la amenaza de castración en las fobias y que el miedo al super yo es la característica en la neurosis obsesiva.

Malena
Fuente: “Obras Completas de Sigmund Freud”; Tomo III; “Inhibición, síntoma y angustia” (parte VIII). 1925-1926