Jung y el Inconsciente Colectivo - Psicología Malena Lede




Según la teoría de Sigmund Freud, el inconsciente contiene solamente las tendencias infantiles reprimidas por la educación y mediante el análisis se hacen conscientes los deseos reprimidos.

El inconsciente también contiene todo lo psíquico subliminal que no llega a la conciencia y está en permanente actividad agrupando sus contenidos en coordinación con la conciencia en sentido compensatorio.

Estos contenidos inconscientes son de índole personal o sea que pertenecen a la existencia individual.

Sin embargo, los contenidos inconscientes van más allá de lo personal, ya que a través del análisis de los sueños se puede descubrir que existe una actividad psíquica fantástica, que trasciende la razón y que no pertenece a la vida personal de los individuos sino que es suprapersonal y expresa un objetivo virtual comparable a una visión de Dios.

Los sueños, desarrollan una imagen divina arcaica muy diferente al concepto consciente que se tiene de Dios, una visión primitiva como la de la mentalidad arcaica.

Esta auténtica imagen divina primitiva es una imagen enteramente colectiva que representa la revivificación de un arquetipo, imágenes primordiales del modo de pensamiento primitivo, analógico, que el sueño recrea.

De manera que el inconsciente no sólo posee contenidos personales sino también impersonales, colectivos, que son categorías heredadas o arquetipos; que Jung denomina inconsciente colectivo.

Esta semejanza divina es evidente que se refiere al conocimiento del bien y del mal, que cuando accede a la conciencia puede volver al individuo arrogante o bien convertirlo en alguien temeroso y pusilánime, debido a la inseguridad de sus límites.

El arrogante siente una especie de inflación psíquica debido a la ampliación de la conciencia cuando de pronto todo cambia a su alrededor, una dantesca imagen lo transforma y el presentimiento de algo infinito le sobreviene como una revelación.

El cambio de la personalidad o su desintegración, también puede basarse en la atracción que ejerce una imagen colectiva real de la sociedad en que un individuo viva, porque la psique humana no es un fenómeno solamente singular sino también social.

La psique colectiva social contiene tanto los vicios como las virtudes del hombre; esto no implica ninguna contradicción interna para el hombre que vive en una comunidad primitiva; pero cuando existe un desarrollo personal de la psique y la razón reconoce que los opuestos son irreconciliables, comienza la lucha por la represión, porque uno quiere ser bueno y para serlo reprime lo malo.

Para el desarrollo de la personalidad es estrictamente necesario diferenciarse de la psique social, porque si el individuo de identifica con ella no tardará en imponer a los demás las mismas exigencias.

Cuanto más cantidad de prejuicios existan en una comunidad tanto más quedarán anulados la moral y el espíritu del individuo; y lo individual quedará en el inconsciente y se convertirá en lo malo y destructivo.

Cuanto más grande sea una sociedad, menor será la moral y esto es claramente perceptible en la evidente decadencia actual, porque exime al individuo de la responsabilidad y no se podrá evitar su inmoralidad y estupidez.

Lo mismo puede ocurrir con el influjo del inconsciente colectivo sobre la psique individual, porque lo individual también desaparece detrás de él; y como la individuación es una exigencia que no se puede soslayar, no hay que permitir tampoco que el inconsciente colectivo la llegue a sofocar.

Malena
Fuente: “Las relaciones entre el Yo y el Inconsciente”; Carl G. Jung.