Al que madura Dios lo ayuda - Psicología Malena Lede



Hoy en día, en todos los ámbitos de la vida, los cambios son cada vez más rápidos. Si no nos mantenemos actualizados caemos en una especie de discapacidad tecnológica que no nos permite manejarnos solos y que nos obliga a depender de otro para realizar cualquier rutina. Aprender, crecer y madurar no son elecciones sino obligaciones.

La capacitación continua es una de las maneras de crecer y una oportunidad para desarrollar nuestro potencial y madurar, cualquiera que sea nuestra condición.

Estar atentos y dispuestos a aprender es la mejor fórmula para forjar nuestro carácter, para establecer mejores vínculos con los demás y para vivir mejor.

Teniendo o no un título universitario, ocupando cargos de jerarquía o siendo un empleado común, la capacitación permanente es una necesidad para poder competir con las mismas armas en el área que hemos elegido para trabajar y tener mayores oportunidades de avanzar.

El perfil de los candidatos para ocupar los cargos mejor remunerados cambia día a día en función a las necesidades de un mercado que es cada vez más dinámico, por esta razón es necesario adecuarse a nuevos requerimientos.

Pero no solamente en el ámbito laboral se necesita crecer y madurar, el crecimiento también es indispensable en todas las demás áreas de la vida cotidiana, crecer con los hijos, en la relación de pareja, en la vida familiar, en cada vínculo que establecemos, en situaciones imprevistas de cambio y en todas las etapas de la vida, incluso en la vejez.

Aprender, mantenerse informado y comunicarse con personas positivas que tienen el mismo interés, ayuda a crecer, porque el aprendizaje amplía el horizonte, la información permite actualizarse para adaptarse a lo nuevo y la comunicación enseña y satisface la necesidad humana de expresarse y de estar en compañía.

La buena lectura también contribuye a nuestro crecimiento y a saber más sobre nosotros mismos. Puede inspirarnos e impulsarnos a cumplir nuestros propósitos, mejora el vocabulario, perfecciona la ortografía y nos estimula para seguir creciendo.

Si aceptamos cada nueva etapa de la vida en forma adulta y armónica, ese crecimiento nos permite trascender nuestras limitaciones y nos brinda la posibilidad de emprender nuevos desafíos.

Crecer significa cambiar, madurar, asumir compromisos con valentía, elaborar proyectos y ser capaz de responder.

En la relación de pareja, si alguno de los dos se estanca y no crece, hará que el otro pierda interés; porque el amor se afianza con la admiración y con la capacidad de sorprender.

Actualmente muchos jóvenes no quieren crecer y quedan fijados a una etapa que no les permite el crecimiento. Tienen miedo a enfrentar nuevos desafíos, a elegir, a equivocarse, a relacionarse, a comprometerse. No se atreven a tomar las riendas de sus vidas y hacer de ellas algo útil.

Ser capaz de vivir la propia vida implica siempre un riesgo, pero no existe otra forma digna de vivir si no somos capaces de asumir ese riesgo por miedo al fracaso. Sin embargo, se aprende más de los fracasos que de los éxitos.

El camino del éxito está sembrado de fracasos.

Malena