El Tacto - Psicología Malena Lede


El tacto, desde el punto de vista de los sentidos es la capacidad de sentir los estímulos en la zona del cuerpo que ha sido estimulada.

La sensibilidad al tacto puede ser más aguda en algunas partes del cuerpo que en otras, por ejemplo, entre otras, en los labios o en la yema de los dedos, y además, hay personas que son más sensibles al tacto que otras.

En la actualidad, los sentidos del tacto y del oído se están perdiendo, probablemente por falta o exceso de estimulación, en cambio, los sentidos audiovisuales son los más utilizados por el interés que despiertan los medios de comunicación a distancia.

El tacto es un sentido indispensable para la manifestación de los afectos, principalmente en las etapas más tempranas del desarrollo, ya que, según las investigaciones realizadas por René Spitz, la ausencia de contacto afectivo puede matar de depresión a un niño durante el primer año de su vida u ocasionarle daños psicológicos irreparables, más tarde, si es que sobrevive, como los psicópatas, que no pueden sentir emociones de ninguna naturaleza.

Cada vez más los niños muy pequeños son privados de la presencia de su madre, quedando todo el día al cuidado de personas desconocidas que sólo se ocupan de proporcionarles su alimento y comodidad, sin advertir que el calor humano que proporciona el afecto, es tan necesario como la comida para su desarrollo normal.

Los países más desarrollados tienen en cuenta esta condición y brindan a las madres y también a los padres, la posibilidad de una larga licencia por maternidad para que el niño reciba durante el tiempo que se considera adecuado, el calor del afecto que necesitan.

El tacto también tiene poder curativo. Todos inconscientemente llevamos la mano al lugar donde nos duele, conducta instintiva que indudablemente reporta beneficios curativos en las zonas del cuerpo que sufren alguna alteración.

El Reiki, antiguo tratamiento curativo a través de las manos, se basa en este principio, considerando que toda alteración de la salud es producida por un desequilibrio energético y que las manos tienen el poder de devolver ese equilibrio.

El tacto también tiene otro significado importante para las relaciones interpersonales; representa la capacidad de juicio para actuar con cordura, prudencia y discreción en el trato con las personas, midiendo las palabras para no ofender, evitando herir susceptibilidades y ponerlas en situaciones incómodas frente a los demás.

Actuar con tacto permite evitar todo exceso que tienda a perturbar o molestar a los demás sin consideración alguna, aunque crean que se justifique y demuestra poca sensibilidad para ponerse en el lugar del otro.

La falta de tacto impide ubicarse en forma adecuada en cualquier situación que sea y lleva a comportarse sin tener en cuenta los sentimientos de los demás ni las consecuencias futuras.

Los seres humanos tenemos el don de la palabra que puede ser un bálsamo que pacifique y reconforte o una peligrosa arma que puede herir a personas sensibles que estén atravesando situaciones de crisis y que nunca se sabe cómo podrían reaccionar.

Si es verdad que somos los seres más evolucionados del planeta, capaces de postergar nuestros instintos más primitivos, cualidades de las que no podemos estar tan seguros según lo que nos transmiten los medios de comunicación todos los días, desarrollar el sentido del tacto tanto en las relaciones familiares como en los negocios, en la política y en los medios, es el primer paso para una convivencia más pacífica.

Malena

Fuente: "El primer año de vida" de René Spitz; "La Programación Neurolingüística"; Joseph O´Connor; John Seymour.