Tres formas fáciles de meditar - Psicología Malena Lede




Existen tres formas fáciles de meditar denominadas Vipassana, que ha ayudado a alcanzar la iluminación a más personas en todo el mundo.

Se puede decir que Vipassana es la forma más pura y más simple de meditar, cualquiera puede practicarla y sacar los mejores beneficios de ella.

Puede realizarse de tres maneras y se puede elegir la que resulte más fácil o practicarlas todas a la vez.

La primera es tomando conciencia del cuerpo físico, de los pensamientos y de las emociones en el momento presente.

Se puede meditar de esta manera permaneciendo inmóvil pero también moviéndose, ya sea caminando, comiendo, bañándose, o practicando algún tipo de arte marcial, porque se trata de ser consciente de los movimientos, de observar los pensamientos y de ser testigo de las emociones que se sienten.

La segunda forma de meditar es prestando atención a la respiración,  siendo conscientes del aire que entra y sale por las fosas nasales.

La tercera es prestando atención al ascenso y descenso del vientre al entrar y salir el aire.
 
La respiración es el origen de la vida,  permite trascender el tiempo y el espacio, estar en el mundo y también más allá de él.

Con la práctica, la meditación se va consolidando y la mente se va aquietando.

Cuando el sentimiento del Yo desaparece es cuando llega el momento esperado de la iluminación, de experimentar la unión con el todo, momento que siempre llega y que los transformará para siempre.

En posición sentados, con la espalda y la cabeza rectas y manteniéndose inmóviles, el propósito de la meditación no es concentrarse sino observar.  Si surge otra cosa se deja de observar la respiración o las propias sensaciones, los pensamientos y las emociones y se presta atención a lo que esté ocurriendo,  para luego, cuando es posible, volver a observar la respiración, la entrada y salida del  aire, los movimientos del vientre, el cuerpo físico, la mente y los sentimientos.

Lo más importante en la meditación es el proceso de observar y no lo que se está observando, sin emitir juicios, sin identificarse con lo que surja, sin cuestionarse, sin preocuparse.

La meditación puede hacerse caminando dentro o fuera de la casa;  mirando el piso y prestando atención al contacto de cada pie con el suelo.  Si surgen otros estímulos se aparta la atención de los pies y se presta atención a lo que está ocurriendo,  hasta que sea posible regresar la observación a los pies.

Algunas personas dicen que no tienen tiempo de meditar, pero hasta la gente más ocupada puede estar todo el día meditando,  si actúa en forma consciente, prestando completa atención a lo que está viviendo a cada instante.

Estamos acostumbrados a vivir en forma automática, sin tener conciencia de lo que hacemos, pensamos o sentimos,  dejando que la vida pase a nuestro lado sin que nos demos cuenta.

Actuar, pensar y sentir concientemente significa vivir intensamente el presente, sin las preocupaciones del pasado o el miedo al futuro.

Malena Lede – Psicóloga
Fuente: “Meditación – La primera y última libertad” – Osho.