Cómo distingo el amor del desamor - Psicología Malena Lede




Cuando una persona vulnera los valores y derechos de su pareja, cuando desalienta su realización personal, o cuando atenta contra su autoestima rebajándola en cada oportunidad que se presenta; lo mejor es que esa relación sea cuestionada de inmediato y no se continúen tolerando esas  actitudes,  que son las que ponen en evidencia un encubierto sentimiento de desprecio.

Para muchos, tener una pareja para usar resulta cómodo y seguro, aunque no sientan más que indiferencia, pero cualquier observador sagaz podrá interpretar muchas señales reveladoras de sus genuinas intenciones.

Las señales son esos breves gestos de disgusto, esas frases hechas dichas al pasar que duelen, que suelen repetir las personas insatisfechas en cada ocasión que se presenta y que son la prueba del desamor que reflejan.

El amor no puede justificar hechos que muestran a las claras que no es un sentimiento recíproco, ni tolerar exigencias desmedidas ni sacrificios estériles  porque todo eso será inútil y a la larga se irá desintegrando hasta convertirse en cenizas.

El amor verdadero es un sentimiento pero también una expresión de ternura y de una conducta reflexiva.   Se distingue del desamor por la honestidad, el respeto por el compromiso y la confianza mutua.

El amor es compartir sentimientos y también obligaciones; no puede basarse en antiguas expectativas que ya no existen,  sino en el concepto más sano y equilibrado de las obligaciones compartidas.

Exige despojarse de roles obsoletos y ser capaces de considerarse independientes y voluntariosos, activos y generosos y de poder disfrutar libremente de hacer juntos las cosas.

El amor no es sometimiento ni servilismo, no es rebajarse ni degradarse, ni es una transacción o un negocio: es la oportunidad de ser importante para alguien y de ocupar el lugar digno que le corresponde; porque todos deberíamos ser amados por ser quienes somos.

Para toda mujer, renunciar al amor romántico es un verdadero sacrificio, sin embargo tiene que aprender que ese tipo de amor no es más que un mito.

El amor romántico dura poco y es como la primera llamarada de un buen fuego, no puede durar mucho.  El fuego lento puede permanecer siempre encendido sin mayor esfuerzo y casi no se nota.
Hay que desconfiar del placer fácil y ser capaz de apostar al amor verdadero, con constancia, perseverancia y esfuerzo.

No hay amor verdadero sin renuncia, todo lo demás son castillos en el aire que se desploman ante el primer contratiempo; porque no basta con la fachada, es necesario descubrir el tesoro que algunos llevan dentro, calidad humana, sensibilidad, coherencia, honradez, y belleza interna.

Malena Lede - Psicóloga