Bullying contra los ancianos - Psicología Malena Lede



Bullying es una palabra inglesa que se ha incorporado a nuestro idioma para definir el acoso, maltrato, humillación o violencia ejercida en forma sistemática contra cualquier tipo de persona vulnerable que es incapaz de defenderse.

Vulnerables son las personas que están más expuestas a la dominación y al atropello por presentar algún rasgo o defecto que la distingue de quienes la rodean, como una discapacidad, disminución física o torpeza motora, o por el color de su piel, su religión, su edad o cualquier otra condición que la obligue a conducirse de manera insegura, sumisa o dependiente.

El acosador es alguien que se considera superior y que desea que los demás le teman, por lo general un ser humano violento con grandes dificultades para relacionarse normalmente en cualquier ámbito.  

Es el típico bravucón que suele ofender y humillar a su víctima sin que los demás hagan nada para evitarlo por temor; un tipo de personalidad que existe en menor o mayor medida en todos los grupos, principalmente en el colegio primario y secundario, pero que también intenta ejercer su dominio en el ámbito laboral,  en la calle,  en los supermercados, en los bancos y en cualquier lugar público.

Este fenómeno lo sufren los niños, los adolescentes y también los ancianos que,  a pesar de su edad e impedimentos físicos, se ven obligados a salir a la calle, viajar en transporte público, ir al médico, hacer sus compras, pagar sus cuentas o realizar trámites bancarios utilizando cajeros automáticos.

Es en esos casos que suelen sentirse presionados a reaccionar con la misma velocidad, eficacia y desenvoltura que una persona joven,  si es que no desean enfrentar burlas solapadas, gestos de condescendencia, miradas furtivas o sonrisas cómplices, que pueden muy bien ofender gratuitamente y hasta causar un daño psicológico que puede llevar a una persona mayor a recluirse y a negarse a salir de sus casas.

Los jóvenes y también los adultos no tan jóvenes, es posible que imaginen que nunca serán viejos y que siempre tendrán el mismo dinamismo y los mismos reflejos; sin embargo, si no mueren antes y si no cambian las cosas, tendrán que vivir esa etapa y seguramente sufrir las mismas humillaciones y atropellos.

Vivimos en una cultura que sobrestima la juventud, la belleza y el estado físico, en detrimento de la inteligencia y los valores morales y lamentablemente estamos rodeados de muchas personas que tiene títulos universitarios pero que no tienen ni educación ni compasión y que acostumbran llevarse por delante a los demás para poder pasar primero, hacer la suya y sentirse superiores y dominantes.

Todos estamos apurados, incluso los ancianos, pero la diferencia es que ellos no pueden ir tan rápido porque su edad no se los permite.

Ser mayor no es un defecto físico, es una etapa de la vida digna de valoración y respeto, porque es la edad de la sabiduría y porque no todos tienen la suerte de llegar a viejos.

Malena Lede - Psicóloga