Las influencias externas son inevitables porque vivir
es estar relacionado interactuando con
otros.
No podemos aislarnos pero sí podemos elegir conectarnos con la gente correcta.
Estamos obligados a tratar todo el día con toda
clase de personas, ya sean conocidas o no.
A veces, éstas nos serán útiles y beneficiosas y otras nosotros les seremos
útiles y beneficiosos a ellas. Pero
muchas veces nos enfrentaremos con personas que intentarán convencernos de
desviar nuestro camino.
Como resultado de la interacción, normalmente surgen
conflictos humanos de toda índole, fruto de las diferencias que nos distinguen;
pero también gracias a otros, podemos
encontrar soluciones para nuestros problemas.
Es imperioso distinguir y frecuentar sólo las buenas
compañías, personas sanas que sean capaces de estimularnos e inspirarnos.
Todos tenemos algún proyecto o alguna sueño que
queremos cumplir, y cuando nos decidimos a transitar el camino correcto para
hacerlos realidad sentimos que nuestra vida tiene sentido.
Sin embargo, antiguas experiencias de frustración; o
la influencia de relaciones enfermas que se empeñan en desalentar toda
iniciativa; pueden llevar al más optimista a renunciar a sus propósitos.
La paradoja es que las personas que más nos aman se pueden
convertir en un obstáculo para nuestro crecimiento; ya sea por envidia, por celos,
por sentirse fracasados o por miedo a perdernos. Entonces, el amor, que debería ser un
sentimiento de entrega con la noble intención de hacernos felices, se convierte
en una prisión que no nos permite desarrollar nuestro potencial ni nos deja Ser
quienes somos.
Ser diferente en un mundo en que todo está
organizado y manipulado para tratar de que todos seamos iguales, es difícil intentar
ser distinto.
Pero si nos resignamos a ser como la mayoría,
engrosando las filas de los que se sienten vencidos, y renunciamos a nuestros sueños, seguramente
nos convertiremos en seres grises y amargados que predicarán con el ejemplo.
Muchas personas tienen una gran capacidad para
influir y convencer a otros de sus
nefastas ideas con mucha facilidad. Es
necesario aprender a no darle tanto crédito a lo que dicen o hacen esas
personas y utilizar el propio discernimiento.
Porque solamente si logramos liberarnos de las
falsedades que nos quieren inculcar podremos iniciar el verdadero camino hacia el
cumplimiento de nuestros objetivos plenamente dispuestos a crear la mejor
versión de nosotros mismos.
Sólo es necesario comprometerse con una forma de
pensar y confiar más en uno mismo.
Malena Lede – Psicóloga
Publicar un comentario
Muchas gracias por participar de este espacio!