Infidelidad - La historia se repite - Psicología Malena Lede




Todos los días recibo comentarios de personas que son engañadas sistemáticamente por sus parejas, no una vez sino varias veces, y que hasta han llegado a tener hijos con sus eventuales amantes.  Sin embargo, tampoco duran con ellas y después de un tiempo vuelven a su antiguo amor, arrepentidos y pidiendo perdón.

El perdón está bien, principalmente para el que perdona, porque lo libera de todo rencor y resentimiento,  pero cuando la historia se repite y se convierte en un hábito;  hay que saber que aunque esa pareja vuelva, demuestre afecto y tenga toda la intención de cambiar, en la mayoría de los casos no lo logrará y volverá a hacer lo mismo.

La infidelidad  refleja que hay algo que no está funcionando en una pareja; pero también muestra una actitud ausente de valores.

No son muchos los que toleran las traiciones y están dispuestos a perdonar; ni tampoco abundan las parejas que de mutuo acuerdo aceptan estar  “abiertas” a otras experiencias.

La mayoría no perdona y para el infiel que es sorprendido, no es fácil abandonar el lugar donde  vive, tal vez un hogar constituido,  incluso con hijos.  Por eso, las infidelidades son cometidas a escondidas, casi siempre aventuras que permiten disfrutar del placer de lo prohibido.

Pero el que ha traicionado la confianza de su pareja una vez, lo más probable es que lo haga siempre, porque como tiene los valores prendidos con alfileres tampoco tendrá culpa.

Las personas sólo pueden ser fieles o infieles, honestas o deshonestas, porque la moral no tiene términos medios.

Repetir historias de infieles es vivir dos veces la misma humillación y el mismo sufrimiento.

Malena Lede - Psicóloga