LA CICLOTIMIA - DE LA ALEGRÍA A LA TRISTEZA - Psicología Malena Lede




La inestabilidad anímica se relaciona con la depresión. A veces durante el mismo día una persona puede pasar de la alegría a la tristeza sin que ocurra un acontecimiento que lo justifique.

En este caso, son los pensamientos los que invaden la mente y los que ocasionan el correspondiente estado de ánimo.

Se pueden controlar los pensamientos, por lo tanto es posible lograr el equilibrio emocional normal.

Todos padecemos de altibajos en nuestra vida cotidiana, la diferencia entre el estado anímico normal y el patológico se observa cuando la persona no puede realizar su vida normal, o sea cuando este desequilibrio afecta sus relaciones y su trabajo.

La vida es movimiento y cambio, pero cuando se convierte en una rutina cotidiana sin esperanza ni motivación alguna, pierde su significado.

Aunque este problema mental tiene generalmente una concomitante orgánica, la vida moderna puede presentar situaciones en cada etapa de la vida que pueden desencadenar estos altibajos anímicos.

La falta de adaptación a los avances tecnológicos, la soledad, el anonimato que se vive en las grandes ciudades, la dificultad para relacionarse adecuadamente y el vacío existencial, hacen que hasta un 15% de las mujeres y a un 10% de los hombres, padezcan este trastorno que les produce la pérdida de la capacidad de disfrutar y de sentir emociones.

Existe una relación entre la depresión y las mejores condiciones de vida, el mayor confort y la posibilidad de tener todas las necesidades satisfechas, ya que los países nórdicos, que son los más desarrollados, son los que registran mayor cantidad de suicidios y mayor cantidad de consumo de drogas y alcohol.

Vivir es tratar de cumplir un proyecto, grande o chico, sentirse útil, amado y necesitado, estar en paz con uno mismo siendo fiel a los propios valores, participar, poder expresarse, dar y también recibir, perdonarse y saber perdonar.

Durante la fase eufórica la persona se siente bien consigo misma y con los demás, con la sensación de estar viviendo un presente emocionante y conmovedor y de poder cumplir con todo lo que se había propuesto, pero de pronto sus pensamientos cambian y todo se derrumba, la mente se ubica en el futuro incierto, se pierde la confianza y la fe y todo parece no tener ningún sentido.

Los cambios de humor afectan a todos de alguna forma todos los días, tal vez hemos aprendido a tener expectativas demasiado altas sobre nuestras capacidades y rendimiento, sobre nuestro rol en la sociedad, o sobre nosotros mismos; y esas expectativas no cumplidas nos están destruyendo.

Tal vez la clave no esté afuera en el hacer sino en el Ser y ser capaces de emprender el difícil desafío de conocernos a nosotros mismos.

Malena Lede - Psicóloga