Si el mundo en que
vivimos no fuera tan caótico y desprovisto de valores, si las relaciones
humanas fueran menos tormentosas, si hubiera más comprensión y compasión y
menos egoísmo, si las expectativas humanas fueran más realistas, si no
tuviéramos tanto miedo, odio, rencores y resentimientos; habría menos gente
enferma; porque los avatares de la historia personal la expresa también el
cuerpo.
La enfermedad es
para el enfermo la forma de solucionar un problema; y si desaparece, vuelve a
aparecer el problema.
La enfermedad no es
una entidad separada de los conflictos inconscientes; por eso se puede hacer un
diagnóstico con precisión, pero no un pronóstico.
Se puede
interpretar el significado simbólico de un síntoma pero esto no implica que ese
significado sea la causa de la enfermedad, sino el modo de expresarlo con el
cuerpo.
Ese significado
simbólico es tan real como la realidad material y como ella obedece a sus
propias leyes; por lo tanto, si se transforma ese significado también se
transformará el trastorno.
No se trata de hacer
un reduccionismo psicológico ni de pretender que esto sea una panacea que
erradique todas las enfermedades, sino de ver la enfermedad dentro del marco de
la biografía del enfermo.
Vivimos en una
sociedad que cambia vertiginosamente y donde cada vez son más evidentes los
factores psíquicos de la enfermedad.
Estamos habituados
a contemplar el mundo como si fuera una máquina y los trastornos corporales
como desperfectos de funcionamiento del cuerpo; sin embargo transformar el
significado de los síntomas puede llevar a transformar ese trastorno.
La psique no está
en los circuitos cerebrales sino en los significados que tienen para el
individuo. Es necesario
entender por qué ese individuo no puede hacer consciente cierta parte de su
historia y por qué no puede tolerar el significado que tiene para
él.
La psicoterapia hace
posible que el paciente se dé cuenta de la particular manera que tiene de
interpretar el mundo y le permite cambiar la forma de percibir sus experiencias
pasadas y el modo percibir la realidad cotidiana.
Malena Lede –
Psicóloga
Fuente: “¿Por qué
enfermamos?”; Luis Chiozza.
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