Existen señales que
es importante conocer, que revelan casi sin margen de error, cuándo un hombre o
una mujer está siendo infiel.
En primer lugar,
antes de cometer una infidelidad, la relación de pareja suele estar transitando
por una crisis que puede haber sido provocada por distintos motivos, continuas
peleas, discusiones estériles, malos tratos, indiferencia, incomprensión, exceso
de trabajo, cansancio, aburrimiento, etc.
Como consecuencia
de la existencia de alguno o varios de estos problemas, alguno de los dos, o
los dos integrantes de la pareja, terminan cediendo a las muchas tentaciones
que ofrece una ciudad para tener una aventura, ya sea en la oficina, en los
bares cercanos, en los viajes por
trabajo y hasta en los aviones.
El sólo hecho de
acceder a esa tentación produce un cambio espectacular en el estado de ánimo de
su protagonista, a tal punto que hay que ser más que ciego para no percibirlo.
De pronto se vuelve
alegre, se siente contento por nada, todo le parece bien y accede a todos los
requerimientos de su pareja, aún a aquellos que antes no aceptaba.
También es común
que los eventuales infieles cambien de forma de vestir, que de pronto les
interese comprarse ropa nueva y más moderna, que cambien de corte de pelo, que
hagan dieta y que comiencen una rutina
de ejercicios físicos.
Los horarios de
oficina serán más largos, llegarán tarde a sus casas y se irán más temprano y
se justificarán diciendo que, como nunca antes, ahora tienen mucho trabajo.
El celular lo
tendrán escondido y se pondrán furiosos o furiosas cuando algún comedido los
encuentra.
La conversación con
sus cónyuges se reducirá al mínimo, lo mismo sucederá con las relaciones
sexuales, que hasta pueden llegar a interrumpirse por completo.
Enfrentar una
infidelidad es difícil, aunque se trate de una relación extra matrimonial fugaz aparentemente
sin consecuencias; pero más difícil aun es cuando el responsable de la
transgresión no se preocupa en disimular su deslealtad, porque entonces puede
tratarse de algo serio.
En el fracaso de
una relación, ambos integrantes de la pareja son responsables, uno porque tal
vez por comodidad se ha adaptado a la rutina y
se conforma y el otro porque se resiste a aceptarla y no puede renunciar a
vivir nuevas experiencias.
No todos se deciden
llenar su vacío existencial con más de lo mismo, algunos canalizan su energía “hacia
fines socialmente aceptables”, cumpliendo sus asignaturas pendientes o haciendo
otras cosas que le interesen.
Pero lo más común y
más fácil, lo que produce mayor atracción y no exige ningún esfuerzo, siempre
es tener una aventura, probar la fruta prohibida, transgredir las reglas, faltar
a la palabra.
Es algo que le hará
sentir nuevamente la adrenalina correr por sus venas, el infantil temor a ser
descubierto y la posibilidad de salir impune y poder jactarse de ello.
Claro que las más
grandes tragedias casi siempre han ocurrido por eso.
Malena Lede -
Psicóloga
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