EL DESAFÍO DE VIVIR EN PAREJA - Psicología Malena Lede


Vivir en pareja representa un verdadero desafío, sin embargo esa forma de vida que se puede tornar tan difícil con el paso del tiempo, no sólo es posible sino que, respetando ciertas pautas de convivencia, resulta ser la manera más saludable y satisfactoria de vivir.

Para una mujer, tener un buen compañero en el arduo viaje de la vida, hoy en día, es como haberse ganado la lotería; ya que cada vez son menos quienes están dispuestos a contraer un compromiso a largo plazo.

Pero también para un hombre es difícil encontrar a una buena compañera de ruta, porque no son muchas las mujeres que desean atarse a un hombre sabiendo que por lo general, siempre son ellas quienes se vean obligadas a renunciar a sus propios objetivos personales.

Siempre he creído que es el respeto mutuo lo que mantiene la armonía en una pareja, o sea aceptar al otro como es sin intentar cambiarlo; la lealtad entre ambos y la necesidad de favorecer el crecimiento mutuo.

Los celos representan una gran desventaja en toda relación. Significa poseer a la persona y manipularla como un objeto, quitarle su libertad y transformarla en un ser sin voluntad propia y dependiente, que no puede desarrollarse ni crecer.

Vivir en pareja es elegir un estilo de vida que exige aprender a compartir, estar atento a las necesidades del otro, ayudarlo a crecer y acompañarlo en los momentos difíciles. Es una condición que representa un desafío que vale la pena enfrentar.

En general, las personas que tienen problemas con sus parejas también tienen dificultades para relacionarse con otros, pueden ser obcecadas, aferrarse a sus ideas, tener la última palabra en las discusiones y poca disposición al diálogo o a la negociación, tomar decisiones sin consultar como si el otro no existiera y defender sus razones con gran tenacidad desalentando cualquier intento de acercamiento.

Aplicar la inteligencia cuando se tienen que enfrentar situaciones que amenazan con superar la paciencia, esperar para contestar, no dejarse llevar por los impulsos y tratar de mantener siempre el control y el dominio de uno mismo, son mecanismos que demuestran el grado de madurez alcanzado y la única forma de convivir en armonía.


Lic. Malena Lede - Psicóloga