Las relaciones de pareja estable, que han durado
algunos años, son difíciles de olvidar, aun cuando estén plenamente justificadas,
como cuando se sufren castigos corporales.
Una condición de maltrato puede atentar contra una
nueva relación más sana y equilibrada; porque la ausencia y la distancia hacen que los malos momentos se borren de la
memoria y se idealice el antiguo vínculo.
Es necesario que las personas que se encuentran en
esta situación tomen conciencia de por qué se separaron de sus anteriores
parejas y traten de recuperar la memoria de las numerosas frustraciones
vividas, los malos ratos, los experiencias por las que tuvieron que pasar tanto
ellas como sus hijos, si los hubiera, lo difícil que fue lograr separarse, los
problemas económicos que implicó y la consecuente separación de bienes que casi
siempre perjudica al más vulnerable.
Además, una separación difícilmente se logra en buenos
términos, de manera que puede generar mucho resentimiento y deseos de venganza por
parte de quien sufre el abandono.
¿Cuántos hechos de sangre llegamos a conocer a
diario a través de los medios de comunicación? No son pocos los hombres que
matan a toda su familia y luego se suicidan o que matan a su mujer dejando a
sus hijos sin madre.
¿Qué pasa después con esos hijos que han tenido que
vivir esa experiencia? Difícilmente puedan tener una vida normal y es muy
probable que jamás consigan tener su propia familia.
Las personas que no pueden evitar repetir esas
historias, creen que no se merecen ser felices, que necesitan ser castigadas y
peor que eso, se han condicionado a tener relaciones sado-masoquistas o sea, a obtener
placer después del castigo ya que lo más frecuente es que después de una feroz
golpiza esa pareja haga las paces en la cama. Es por esta razón que las
relaciones tormentosas son difíciles de superar porque se retroalimentan con los golpes.
Además de existir el riesgo de volver a crear el mismo típo de vínculo, ya que siempre atraen los opuestos, haber renunciado a los proyectos y objetivos personales, hace que la mujer proyecte su propia culpa en el hombre y provoque situaciones de tensión y violencia.
Hoy en día, tener marido e hijos puede no ser suficiente para una mujer,
incluso ni siquiera necesario, pero no se trata tampoco de renunciar a ello,
sino de armonizar con inteligencia ambos proyectos y emprender el desafío de convertirse
en una mujer plena.
Claro que no es tarea fácil, pero ¿quién dice que sea
fácil? Es difícil pero nunca imposible.
Malena Lede - Psicóloga
Publicar un comentario
Muchas gracias por participar de este espacio!