Cada año, en el mundo, se suicidan alrededor de
900.000 personas lo que hace que sea la tercer causa de muerte en humanos de 15
a 44 años, según datos que proporciona la Organización Mundial de la Salud.
¿Qué hace que esas personas no puedan ver otra
salida más que la muerte?
Las causas de la conducta suicida pueden ser genéticas
y psiquiátricas, problemas familiares, sociales, culturales y también físicos.
Los medios de comunicación, como la televisión e
internet, pueden tener una importancia relevante, en ciertas circunstancias,
para impulsar a las personas vulnerables a tomar esa decisión.
Una buena contención psiquiátrica y psicológica
puede ayudar mucho en los casos de depresión pero algunos procesos vitales
aumentan el riesgo.
Las enfermedades
y las crisis existenciales, como la pérdida trágica de familiares
directos puede hacer que una persona pierda el sentido de su vida y decida no
seguir viviendo.
Sin embargo, otros, pueden ser capaces de seguir
adelante y aún de utilizar esa experiencia para reconstruir su vida y elaborar
un proyecto constructivo.
Estudios realizados en la Universidad de Southampton
llegaron a la conclusión que la probabilidad de suicidarse aumenta cuando
existe un trastorno psíquico, principalmente depresión, alcoholismo o
esquizofrenia; o sea que quienes sufren de patologías psiquiátricas tienen
menos esperanza de vida que el resto de las personas.
Entre los principales factores de riesgo que inciden
en la decisión de quitarse la vida figuran haber sido despedido de un trabajo,
el hecho de vivir solo, pérdidas económicas importantes o problemas de relación
de pareja.
Muchas personas que se suicidan han padecido de
experiencias traumáticas durante su vida, abusos, carencias afectivas, malos
tratos. También los soldados que regresan de la guerra mmuestran un riesgo
mayor de suicidio, principalmente durante los cinco años posteriores a esa
experiencia bélica.
Las personas en riesgo de quitarse la vida deben contar
con asistencia profesional, ya que los psicofármacos puede disminuir el estrés,
el insomnio y su angustia desesperada.
La Organización Mundial de la Salud estima que recibiendo
la atención adecuada se pueden reducir en un 20% los casos de suicidio.
Las señales de alerta son:
-
Sensación de estar en una situación sin
salida
-
Aislamiento voluntario
-
Falta de interés en las actividades
habituales
-
Anuncio sobre su idea de suicidio
-
Preparación para suicidarse
-
Tranquilidad aparente después de
anunciar su decisión de suicidarse
-
Cambio drástico del estado de ánimo o de
la conducta
-
Falta de capacidad para controlarse.
Malena Lede – Psicóloga
Fuente: Bárbara Schneider, psiquiatra,
psicoterapeuta y docente de la Universidad Goethe en Franfort del Meno.
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