La creación de formas de vida artificial ha dejado de
ser un tema de ciencia ficción para convertirse en la posibilidad de producir
combustible a partir de la biología sintética.
El objetivo de los científicos dedicados a la
ingeniería genética es lograr crear vida artificial una vez sintetizado el genoma
completo en el laboratorio.
Sin embargo, la manipulación genética no cuenta con
la aprobación de muchos científicos porque no se puede saber qué efectos imprevisibles
puede llegar a provocar.
La obsesión de los seres humanos por torcer el
delicado equilibrio de la naturaleza para obtener algún beneficio, hace que se hayan derribado todas las barreras
morales en el uso irresponsable de la tecnología y se pretenda crear vida a
partir de la materia inerte.
La búsqueda de soluciones para los problemas que
aquejan a la humanidad puede representar nuevos peligros aún más graves y más
difíciles de controlar.
La manipulación genética podría ser aprovechada para
crear individuos que se distingan del resto por su alto coeficiente
intelectual, su estatura, su fuerza física y su presencia, posibilidad que
seguramente ahondaría las diferencias que ya existen, entre unos y otros.
Estos experimentos científicos reciben el apoyo
financiero de grandes corporaciones, muchas veces sin control oficial, para llevar
a cabo ideas, muchas veces descabelladas, con el único propósito de obtener
grandes réditos económicos, sin tener en cuenta las posibles consecuencias
adversas.
Esta realidad nos convierte en personas expuestas a
toda clase de contaminación y de peligros inimaginables, nos condena a padecer enfermedades desconocidas,
tanto físicas como mentales, e incluso a
morir víctimas de ellas.
Malena Lede - Psicóloga
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