Obsesión por la Dieta




El vacío interior, la soledad y la depresión pueden llevar a una persona a pretender aliviarlos con comida, drogas o alcohol.

Este tema me recordó una deliciosa película, con Jack Lemmon, titulada "Avanti", hecha con mucho ingenio, con un diálogo brillante, que en algunos momentos llega a ser tragicómica.

Una pareja se encuentra en un bello lugar de Italia para enterrar ella a su madre y él a su padre, fallecidos como consecuencia de un accidente de auto mientras viajaban juntos durante unas vacaciones.

Los hijos se enteran de esta manera inusual que ambos mantenían un romance desde hacía más de veinte años y que todos los años se encontraban para pasar quince días juntos en un hotel de Italia.

Como los trámites para enterrar a extranjeros en ese país resultan complicados y difíciles y llevan más tiempo del esperado y además llega el fin de semana y el municipio está cerrado,  ambos deciden esperar y alojarse en el mismo hotel que frecuentaban sus padres.

Ella tiene unos pocos kilos de más y está obsesionada con la dieta, a tal punto, que cuando baja al restaurante a almorzar se lleva una manzana, para comprobar luego con disgusto, que a pesar de su sacrificio cuando sube a la balanza subió de peso.

Mientras aguardan concretar los trámites para el funeral para proceder a la inhumación de los restos, la pareja se enamora y vive un apasionado romance.

Finalmente, consiguen superar todos los escollos burocráticos y deciden enterrarlos juntos,  en un pequeño cementerio frente al mar, en lo alto de una colina.

El amor tuvo el poder de hacer que ella olvidara su dieta y comiera de todo sin privarse de nada, pero curiosamente, el resultado de esos excesos no se reflejó en la balanza, y contrariamente a lo que suponía pudo bajar de peso. La felicidad había sido su mejor aliado y mucho más eficaz que su dieta.

Pero él estaba casado y tenía que volver a los Estados Unidos junto a su esposa y sus hijos, y  ella, aunque era soltera, tenía una vida en Inglaterra y debía volver a su trabajo.

El final es previsible, pero se los dejo para que se lo imaginen.

Esta película nos muestra que cuando se vive intensamente cada minuto de la existencia, apasionados por algo, ya sea un gran amor, un estudio, una investigación científica, una obra de arte o un trabajo, se pierde la noción del tiempo y sólo se come lo necesario.

En lugar de estar pellizcando todo el día para calmar la ansiedad por sentir que la vida parece no tener sentido, porque están estancados, bloqueados, deprimidos o aburridos; si deciden comprometerse con algo especial, algún interés específico, una persona o cualquier otra cosa, podrán ser felices, porque se apasionarán con lo que se atrevan a hacer, recuperarán el buen estado de ánimo, levantarán su autoestima, se sentirán mejor, más equilibrados y relajados.

Ya no habrá vacío interior para llenar y podrán comer racionalmente, beber ocasionalmente y desterrarán las drogas porque ya no serán necesarias.

El trastorno alimentario se relaciona con la identidad, cuando uno no puede aceptarse como es y pretende ser como otros que admira,  porque cree que son mejores.

La autoestima disminuye en la misma proporción que el peso aumenta y el esfuerzo por adelgazar lleva a adoptar conductas patológicas, como tomar laxantes, quedarse sin comer y luego darse un atracón con cualquier cosa, o vomitar después de cada ingesta.

Esta obsesión puede convertirse en una enfermedad grave y conducir a la muerte si no se inicia el correspondiente tratamiento en un lugar especializado para los que sufren de bulimia y anorexia.