Qué significa educar




Educar significa dirigir, encaminar, enseñar, desarrollar o perfeccionar la capacidad intelectual y moral de una persona; término que no se debe interpretar como la acción de imponer ideas, conocimientos, principios, creencias o modos de ser, sin tener en cuenta el potencial de los destinatarios.

Se trata de la tarea ineludible que debe tener todo adulto hacia sus descendientes, para que las nuevas generaciones tengan la oportunidad de desplegar su individualidad, crecer y desarrollarse como personas diferentes. Porque sólo el desarrollo de su singularidad les permitirá cumplir su propósito único y distinto en la totalidad a la que pertenece.
Los adultos son los modelos inevitables y necesarios, y en primer lugar los padres, que son las personas significativas que moldearán la base de las nuevas vidas, nutriéndolas y fortificándolas con su amor incondicional.
El amor es el factor que hace posible el aprendizaje, libre de imposiciones, expectativas, o asignaturas pendientes que hayan quedado en el camino de sus ancestros.

La mejor educación la da el ejemplo vivido naturalmente y de nada valen las palabras cuando no se corresponden con los hechos.

Los hijos no están llamados a terminar nuestras obras inconclusas, o a rehacer nuestras vidas destruidas, o a recuperar lo que hemos perdido. No representan la oportunidad de revindicarnos, vengarnos o de cumplir lo que hemos dejado sin hacer. Ellos tienen sus propias vidas que deben ser como páginas en blanco escritas por primera vez con el contenido de su propio proyecto.

Educar es formar, hacer que alguien se transforme en lo que está llamado a ser, que aprenda a confiar en si mismo, que sepa escuchar su voz interior, que reconozca los verdaderos valores y se atreva a defenderlos.

Formar es dar la oportunidad a una persona de ser ella misma y formar parte de una cultura, ayudándola a prepararse para participar de manera activa con lo que hace mejor y es la más genuina expresión de ella misma.

Los niños y los jóvenes aprenden a imitar a sus mayores, no se dejan llevar por todo lo que les dicen, ni prestan atención a sus consejos o recomendaciones, sólo los observan y si los aman, cualquier cosa que hagan, buenas o malas, estará bien para ellos, porque las conductas de los adultos reflejan sus valores.

Un padre educa a su hijo cuando se toma la libertad de pasar la luz roja de un semáforo, cuando insulta a otro, cuando se queda con los vueltos, cuando aprovecha las ventajas adicionales de un puesto político para enriquecerse, cuando golpea a su mujer y a sus hijos, cuando no trabaja.

Cada acto de su vida que ve su hijo,  le quedará grabado y lo aprenderá, para en el futuro hacer lo mismo.

Los padres y los maestros son los modelos con los que se identificará y de nada vale todo lo que les digan, porque lo más importante en su educación serán sus actos.