Los Fantasmas del Banco de la Nación


El Banco de la Nación Argentina fue fundado en 1891 por el presidente Carlos Pellegrini, para tratar de paliar los efectos de la crisis económica bancaria de esa época.

De capital estatal abarcó todo el país y se convirtió en el mayor banco comercial argentino.

La imagen que figura en este artículo corresponde a la escena registrada en la cinta de video de la cámara de seguridad que se encuentra en un sector del segundo piso de la Casa Central del banco, situada en las calles Bartolomé Mitre y Reconquista de la ciudad de Buenos Aires.

Sin embargo, cuando el personal de vigilancia subió para investigar lo que filmó la cámara, no encontraron a nadie.
Este hecho fue difundido por el periodista de radio El Mundo, Enrique Zemborain, cuando recibió la versión por mail.

Intrigado, este cronista continuó investigando sobre el tema y el jefe de seguridad del banco agregó que en una oportunidad, un agente policial sufrió un ataque de nervios cuando trató de detener infructuosamente a un individuo con sombrero y vestido de negro que desapareció en el aire de su vista.

Sin embargo, otras fuentes consultadas desmintieron tales afirmaciones alegando que esas versiones existen desde que el banco comenzó a funcionar.

Algunos empleados, aseguran haber visto sombras extrañas en lugares solitarios de ese edificio y personas físicas que ya han muerto, en sitios transitados o en ascensores.

Las apariciones son atribuidas al hecho de que antiguamente en ese mismo solar existió un antiguo cementerio en el que fueron enterradas muchas personas que fueron víctimas de la epidemia de fiebre amarilla.

Los más expuestos a esas experiencias macabras son los que integran el personal de maestranza que tiene que ocuparse de controlar el enorme edificio  durante la noche cuando no hay nadie.

Pude escuchar a un antiguo empleado del banco, ya jubilado, hablar de este tema y aunque él personalmente no había sido testigo de ningún hecho de esta naturaleza, podía recordar que estar solo en ese edificio en penumbras, siendo aún joven, lo aterrorizaba; pero conocía de fuentes fidedignas algunas anécdotas sufridas por compañeros que le demostraron que efectivamente en ese edificio pasaron cosas extrañas.

Por ejemplo, una empleada aseguró haber viajado en el ascensor hasta el último piso acompañada de un señor mayor con sombrero vestido de negro que le llamó la atención por lo extravagante. Lo primero que pensó es que se trataba de un actor que estaba participando en un film publicitario en alguna dependencia del banco y cuando llegaron arriba, el se dirigió hacia un lado y ella hacia otro y lo perdió de vista.

Cuando la misma empleada pasó por la galería del museo del banco donde están los cuadros de todos los presidentes desde su fundación, se quedó estupefacta frente al cuadro del Dr. Carlos Pellegrini, porque era exactamente igual a la persona que había visto en el ascensor.

Otro extraño caso fue el de un empleado que imprevistamente falleció después de haber sido sometido a una operación. Una empleada que no lo conocía le aseguró a su reemplazante haber sido atendida por él muy amablemente la semana anterior, cuando ese puesto estaba aún vacante, quince días después de haber muerto. Las señas particulares fueron ilustrativas para convencer a los presentes de que se trataba del difunto.

Es sabido, que en lugares donde se vivieron grandes tragedias con alto contenido emocional y dolor físico parece quedar una huella en el espacio tiempo que ciertas personas sensibles logran percibir en otra dimensión temporal.

Según Einstein, el tiempo no es absoluto sino relativo al espacio, o sea que si cada instante ocurre en un espacio tiempo, si volviéramos al pasado podríamos ver las mismas escenas que acontecieron, por eso Einstein especulaba sobre la posibilidad teórica de los viajes en el tiempo.

Estas apariciones, podrían ser naturales, sólo que su mecanismo aún no se conoce.  En el futuro, podrían tener una explicación científica, como ha ocurrido con otros fenómenos que en su momento se atribuían a causas sobrenaturales porque todavía no se conocían.