Es
bien sabido que se aprende mucho más de los errores que de los aciertos, pero
ahora esta afirmación tiene un fundamento científico que la demuestra.
Los
estudios realizados por los psicólogos Nate Kornell, Matthew Hays y Robert
Bjork, revelan que los errores no se
aprenden, lo que se aprende es la información correcta que corresponde a los
interrogantes que no se supieron responder.
Por
esta razón, es conveniente que los estudiantes realicen un examen previo sobre
un tema antes de estudiarlo, contestando lo que les parece, porque lo recordarán mejor y por mucho más tiempo
que si estudian primero y luego dan el examen.
Esta
técnica no se limita al ámbito educativo sino que sirve para cualquier clase de
información que se desea aprender y recordar.
Sin
embargo, a pesar de estas pruebas contundentes, todavía los maestros y los profesores
de casi todas las instituciones educativas, insisten en que los alumnos no cometan
errores y solamente los premian cuando responden correctamente.
Una
técnica útil para el aprendizaje es convertir en preguntas los títulos de
los capítulos de los libros e intentar contestarlas sin haberlos leído. De esta forma esa información se aprenderá mejor y se recordará mucho más tiempo.
Al
esforzarse por dar cualquier respuesta antes de estudiar un tema, el estudiante
tiene voluntariamente que prestar más atención y esa parece ser la clave del
aprendizaje.
Si
se trata de información científica compleja, lo que se aconseja es arriesgarse
a contestar cualquier cosa utilizando la imaginación, aunque luego se compruebe
que es un grosero error.
Los
exámenes de evaluación, tienen un efecto beneficioso, porque permiten recordar los
conocimientos adquiridos en mayor proporción que el estudio continuado, por este
motivo el examen representa una estrategia ventajosa para el aprendizaje.
Estas
investigaciones deberían ser aprovechadas por los docentes, aplicando estos
resultados en la práctica, atreviéndose a incentivar a sus alumnos a
preguntarse y responderse sobre cualquier tema antes de estudiarlo.
Los
antiguos métodos de enseñanza no han variado mucho a pesar del tiempo
transcurrido. Muchos profesores
desalientan a los alumnos que se atreven a preguntar sobre los temas nuevos que explican, con la excusa que aún no lo conocen, impidiendo de esta manera que los
estudiantes se interesen y se involucren con los nuevos conocimientos y que hagan alguna relación.
Sin
embargo, es bien sabido que la tarea científica y los descubrimientos tienen como base principal la capacidad humana de relacionar los conocimientos unos con otros y de satisfacer su curiosidad.
Fuente:
“Mente y Cerebro”; No.54/2012; “Ventajas de los yerros”; Henry L. Roediger III
y Bridgid Finn.
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