La
negación es el proceso que consiste en continuar defendiéndose de ideas o
sentimientos reprimidos, negándolos como propios. Por ejemplo, yo no he dicho
esto, o no he pensado esto.
Sigmund
Freud designa con la palabra negación, el rechazo de la percepción de un hecho
que se destaca en el mundo externo; que se puede observar en la experiencia de
la cura, en el caso de la histeria, como una forma de resistencia. Cuanto más se profundiza en el inconsciente menos
se aceptan los recuerdos que surgen, y esto se puede constatar cada vez que el
paciente dice que no ha pensado en eso o que jamás se le ha ocurrido.
Por
eso la negación tiene para Freud el valor de ser un indicador del surgimiento
de una idea o deseo inconsciente, tanto en la cura como en cualquier otro ámbito.
La
negación es un mecanismo que evita que el contenido reprimido no llegue a la
conciencia y es un medio para conocer los contenidos inconscientes.
Un
breve relato puede mostrar con más claridad este fenómeno.
Una
mujer, viuda tres veces, al morir su
tercer marido decidió visitar al grupo de alcohólicos anónimos que había
frecuentado durante mucho tiempo.
Cuando
ingresó al salón donde usualmente se reunían, les dijo a todos que la única
razón por la que estaba allí era para contarles su infortunio, la pérdida de su
tercer marido, dado que para ella, el tema de su alcoholismo estaba totalmente
superado.
Se
sentía en deuda con todos ellos, ya que no sólo la habían ayudado a vencer su
adicción sino que también le habían brindado la oportunidad de conocer a sus
tres maridos, lamentablemente desaparecidos.
Recordaron
a su primer esposo, un ser humano como pocos, a quien todos conocían como el
alma de las fiestas, que supo disfrutar de lo bueno de la vida hasta el límite,
hasta terminar inconsciente en los bares, detrás de los mostradores.
Él
decía que no era alcohólico, que solamente tomaba una copa de más en alguna
fiesta, que él podía dominarse y no
perder el control.
Como
nadie le creía porque ya había perdido varios trabajos debido a su adicción;
para demostrarles que estaban equivocados, decidió encerrarse en una cabaña solitaria sin
botellas y lejos de cualquier lugar de expendio.
Así
fue como murió de delirium tremens como consecuencia de un grave síndrome de
abstinencia.
Su
segundo marido, tenía la habilidad de hacerse querer por todos, tanto, que ella
se enamoró y se casó con él por su carisma.
Lo
bien que lo pasaron mientras estuvieron casados, fue la época en que
interrumpieron el tratamiento porque ambos estaban hartos de no poder tomar una
copa de vez en cuando.
Pero
cuando las copas se transformaron en botellas, él no sólo perdió el trabajo
sino que también se enfermó gravemente
de una afección hepática que lo llevó a la tumba en poco tiempo.
Su
tercer marido era el hombre más joven, atractivo, elegante y sexy del
grupo. Pero para él la ginebra era como
la leche materna, no podía estar sin ella, porque en el fondo era un niño.
A
pesar de todo se casó con él, pero también fue víctima de su adicción y la dejó
viuda antes del primer aniversario.
De
esa forma es como se quedó sola y sin ganas de volver a intentarlo; pero sigue
muy activa trabajando al frente de la
bodega “La negación” fundada por sus abuelos; y para olvidar sus penas se toma alguna copa
de vez en cuando.
Fuente:
“Diccionario de Psicoanálisis”; de Lapanche y Pontalis.
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