Sobre
el tema de la bisexualidad, Freud fue Influenciado por las ideas de Wilhelm
Fliess, quien desempeñó un importante papel en el psicoanálisis y con quien
mantuvo una fluida amistad.
Fliess,
como médico especialista en Otorrinología; era biologista. Fue precursor de los conceptos de biorritmos,
de la idea de la relación entre la nariz y los genitales y de la bisexualidad
innata.
El
fundamento de la teoría de la bisexualidad innata, hechos anatómicos que se
conocían desde hacía mucho tiempo, son los datos que aportan la anatomía y la
embriología.
Con
respecto a la bisexualidad, desde este enfoque, toda persona nace con una
disposición tanto masculina como femenina, que se pone en evidencia, en los
conflictos que le provoca a todo ser humano, asumir su propio sexo.
Se
sabe que en todo individuo, tanto varón como mujer, se encuentran vestigios del
aparato genital del sexo opuesto, por lo que se puede inferir la posibilidad de
la existencia en un principio, de un organismo originariamente bisexual que fue
evolucionando hacia la monosexualidad, pero que aún conserva algunos atributos
del sexo atrofiado.
Para
Wilhelm Fliess, la bisexualidad es universal en los humanos y no se limita a la
homosexualidad sino que tiene consecuencias psicológicas fundamentales,
produciendo el conflicto entre las tendencias masculinas y femeninas que Freud
desarrolla en la teoría de la represión.
Para
Freud, el sexo dominante reprime en el inconsciente la representación psíquica
del sexo derrotado, que puede o no, ser
el sexo manifiesto.
Sin
embargo, Freud no definió claramente el problema de la bisexualidad, por ser un
fenómeno muy complejo que abarca distintos niveles de análisis difíciles de
separar, pero siempre destacó su importancia psicológica. La
masculinidad y la feminidad son conceptos que tienen diferente significado a
nivel biológico, sociológico y psicológico; y como estas significaciones se
encuentran mezcladas, no se pueden establecer equivalencias exactas.
Para
Freud, existen en todos los individuos pulsiones masculinas y femeninas que
pueden reprimirse y volverse, cualquiera de los dos, inconscientes; a diferencia de lo que propone
Fliess, al fundamentar biológicamente el mecanismo de la represión del sexo
opuesto al que manifiesta orgánicamente el
cuerpo.
Sin
embargo, en “Análisis Acabable e inacabable”, Freud se acerca a la posición de
Fliess, admitiendo que la represión se dirige en contra del sexo manifiesto del
individuo, reprimiendo la mujer la envidia del pene y el hombre la actitud
femenina, pero destacando la importancia del complejo de castración que no puede
ser explicado sólo biológicamente.
Freud
también hace referencia a las
experiencias fisiológicas de los caracteres sexuales que determinan las
hormonas.
Fuente:
“Diccionario de Psicoanálisis”;
Laplanche y Pontalis.
Publicar un comentario
Muchas gracias por participar de este espacio!