Sor
Juana Inés de la Cruz(1651-1695) nació en un pueblo cercano a la ciudad de
México en el seno de una familia acaudalada.
Su padre era vasco y su madre mexicana; y como acostumbraban hacer las
familias adineradas en ese entonces, sus hijas recibieron instrucción privada.
Sor
Juana Inés aprendió a leer y a escribir a los tres años, acompañando los estudios de su hermana mayor sin que sus padres lo
advirtieran
Ni
bien se sumergió en el mundo del conocimiento se apasionó por el estudio y por
los libros y a los siete años quiso ir a estudiar a la ciudad de México,
rogándole a sus padres que la vistieran de varón para poder hacerlo.
Juana
supo más tarde que sus posibilidades de estudiar en una universidad eran nulas,
por eso se dedicó a leer los libros de la biblioteca de su abuelo.
Vivió
durante algunos años en la corte del virrey gozando de la
admiración de quienes la rodeaban, por su discreción y belleza y llegó a
ser la más célebre e importante poeta mexicana de su época.
Su
condición de mujer le produjo mucho sufrimiento, porque sentía una gran avidez
de conocimiento y ninguno de los que la conocían aprobaba ese interés.
Sor
Juana Inés rechazó a todos sus pretendientes, y en sus versos transmite una
idea trágica del amor, probablemente debido a una pasión no correspondida que
los críticos suponen fue el motivo más importante de su ingreso a un convento.
Como
consideraba que viviendo recluida sería más libre, a los 16 años ingresó
en el de las Carmelitas Descalzas, pero debido a problemas de salud que no le
permitieron adaptarse a las condiciones demasiado duras de esa institución,
después de un tiempo se recluyó en el de San Jerónimo.
Recién
en la paz del claustro pudo entregarse de lleno a la literatura, las
matemáticas, la música, la geografía, la teología y la filosofía.
Ser
monja no le impidió tener contacto con el mundo, porque recibía visitas de
intelectuales, mantenía una nutrida correspondencia con personajes del ámbito
literario y asistía a las representaciones de teatro y espectáculos musicales
que se hacían en el convento, en los que también participaban las familias
nobles y ricas.
Más
que una excelente escritora y poeta, era
un espíritu científico que un día no pudo evitar cometer el error de mostrar su
inteligencia y formular una crítica al sermón de un famoso teólogo y
predicador, allegado a la corona portuguesa.
Además de esta supuesta trasgresión, el virreinato de México estaba sufriendo rebeliones y represiones
sangrientas y muchos de sus conocidos morían.
Mostrando
una vez más su carácter apasionado, decidió pagar un alto precio por su orgullo
abandonando sus libros para entregarse totalmente a Dios.
Además
de sonetos, romances, letrillas, villancicos y redondillas, Sor Juana Inés de
la Cruz escribió dos comedias: “Los empeños de una casa” y “Amor es más
laberinto”; y tres autos sacramentales “El divino Narciso” o “el mártir del
Sacramento”, “San Hermenegildo” y “El cetro de San José”.
Sus
obras fueron publicadas en tres volúmenes.
Fuente:
“Enciclopedia Espasa Calpe"; “Vidas perpendiculares”, Ana María Shua.
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