Publicado el 2013/07/30 por Psicóloga Malena Lede
El Papa Francisco
Pocas veces la figura más prominente de la Iglesia Católica ha cosechado tantos elogios como el Papa Francisco durante su corta trayectoria como Jefe máximo de sus fieles y como político religioso para el resto de la gente.
El Papa Francisco sigue asombrando con cada uno de sus discursos porque posee la elocuencia y la espontaneidad de los elegidos. Acaba de recorrer Brasil sin ajustarse a los protocolos y desobedeciendo a sus custodios,como un simple misionero, sembrando la esperanza y la fe.
Cada uno de nosotros encuentra en sus palabras consuelo para el alma y comprensión para los errores, porque sin oponerse al dogma y sin temor al compromiso de utilizar su sentido común, tiene siempre a mano una respuesta sencilla para tantos problemas complejos que aquejan a la humanidad.
Una frase que me pareció brillante para afianzar la fe fue: “Crean en Dios porque Dios siempre nos sorprende”. Y es cierto, porque cuando ya no podemos esperar más nada del mundo es cuando recurrimos a Él y nos sorprende con lo inconcebible.
El hecho de ser la figura principal de la Iglesia Católica, no ha disminuido su sincera humildad, dando un ejemplo de valentía al enfrentar a la multitud que concentra su paso, sin miedo, mostrando a sus feligreses que el temor es inútil porque “nadie muere en la víspera”.
Su investidura papal le otorga el derecho a vivir en la opulencia, sin embargo, él renuncia a esos privilegios y prefiere continuar su estilo de vida modesta dando el ejemplo.
Él comprende a la juventud impetuosa y lejos de darles consejos trillados, se alegra y los felicita por ser el motor del cambio, porque esa es la función de los jóvenes.
Comprende a quienes tienen tendencias sexuales distintas y no los censura, porque no se considera con derecho a criticarlos, mostrando gran capacidad de aceptación de los que son diferentes.
Cada palabra del Papa Francisco brota de su alma, sin condiciones, y hasta donde yo se, ninguna de ellas mereció alguna crítica.
Por primera vez, un Papa se atreve a hacer cambios radicales y está dispuesto a enfrentar cualquier cosa; intención digna de elogios y no exenta de riesgos, ya que la Iglesia maneja muchos intereses difíciles de conciliar con la palabra de Dios.
Tal vez sean ciertas las profecías que señalan a la Argentina como el lugar del mundo donde la humanidad comenzará a experimentar un cambio de conciencia y el Papa Francisco sea el que nos inspire.
Imitemos al Papa Francisco y atrevámonos a ser distintos recuperando las virtudes que parecen haber quedado en el olvido y empecemos por ser cada día más honrados, más honestos, más respetuosos con nuestros semejantes, más tolerantes, menos ambiciosos y más buenos; y todos podrán comprobar lo que el Papa Francisco dice, "que Dios los sorprende".
El cambio siempre es de adentro hacia afuera y empieza con cada uno de los individuos, pero luego ese cambio se irradiará en progresión geométrica hacia todas direcciones contagiando a todos el mismo deseo interno.
Seamos diferentes, comencemos a escuchar con atención lo que dice el Papa Francisco, comprobemos que sus palabras sólo están recordándonos lo que nos dice nuestra vos interior y demos al mundo el ejemplo.
Malena
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