Regresión hipnótica


La hipnosis es tan antigua como la magia pero ingresó al ámbito científico de la mano de Mesmer (1733-1815) médico austriaco, que comenzó a utilizarla con fines terapéuticos.

Aunque es posible autohipnotizarse, normalmente en la práctica de la hipnosis interviene un sujeto que se presta a ser hipnotizado y un hipnotizador bien entrenado en esa técnica y con cualidades de empatía suficientes como para influenciar a un sujeto, que se deje influenciar para obtener un beneficio, ya sea liberarse de un hábito arraigado, de una manía, de un síntoma neurótico, etc.

La regresión hipnótica a vidas pasadas se descubrió por casualidad, ya que el objetivo de las terapias se reducía a llevar al individuo a recordar experiencias del pasado, principalmente de su infancia.

La sorpresa de los terapeutas fue que algunos de sus pacientes no sólo recordaban sus antiguas experiencias sino que también podían ir más atrás en el tiempo y recordar otras vidas.

Existe una variable que interviene en estos casos que puede contaminar la experiencia y quitarle autenticidad, que es cuando el hipnotizador transmite a su paciente ideas preconcebidas y que el paciente, entusiasmado con sus expectativas elabore una experiencia falsa en estado de trance.

En estos estados, algunas personas son capaces de recordar con todo detalle qué hicieron, por ejemplo el día que cumplieron cinco años y comportarse como cuando tenían esa edad.

Esta posibilidad alentó a muchos hipnotizadores a efectuar regresiones de los sujetos hasta el momento del parto y más atrás aún, o sea cuando estaban en el vientre materno.

De esa manera fue como se descubrió que se podría tener acceso a vidas anteriores, si es que éstas realmente existieron.

Muchos fueron los terapeutas que intentaron efectuar regresiones a vidas pasadas con sus pacientes para curar los traumas psicológicos sufridos y poder así liberarlos de sus padecimientos en esta vida.

También fue mucha la bibliografía escrita sobre innumerables casos perfectamente demostrados que quedaron registrados en miles de páginas.

John Björkhem (1910-1063), describió en su libro “De Hypnotiska Hallucinationerna”, cientos de experimentos demostrando que muchos de esos sujetos habían vivido efectivamente otras vidas.

En la década de los años sesenta se publicaron otros libros sobre vidas pasadas, como “Explorations of Hypnotist(1959), del doctor J. Rodney; “Superviviente de la muerte (1975), de Hans Holzer; “The Second Life of Susan Ganier (1970), de Jess Stearn; “Lives to Remember” (1975), de Peter Underwood y Leonard Wilder; y “Encuentros con el pasado (1979) de Peter Moss y Joe Keeton.

Durante los últimos treinta años fueron publicados otros libros sobre este tema con muchos casos documentados.

Algunos investigadores piensan que tal vez estas regresiones sean una especie de sueño inducido, pero las consistencias de las narraciones y los detalles que brindan de cada existencia no se parecen a los sueños.

Una vida anterior tal vez podría fantasearse pero muchas vidas es más difícil que sean fruto de la fantasía.

También pueden reavivarse en estado de trance, recuerdos de esta vida que se han olvidado, como novelas leídas hace mucho tiempo que parecen haberse borrado definitivamente de la memoria pero que bajo hipnosis se pueden recordar con pleno detalle.

Las miles de sesiones que llevó a cabo Alexander Cannon lo convencieron de la verdad de la teoría de la reencarnación y de que los complejos y las fobias procedían de vidas pasadas.

Lo que no se puede explicar es que se encuentran evidencias de lo que relatan los sujetos, a miles de kilómetros de distancia, en lugares que ni siquiera sabían que existían y que nunca llegaron a conocer en esta vida.

El libro “Muchas vidas muchos maestros” escrito por el psiquiatra Brian Weisz, hace algunos años, relata cómo su experiencia con una paciente en trance hipnótico cambió totalmente su vida y lo decidió a arriesgar su prestigio académico para dedicarse de lleno a difundir en todo el mundo algo en lo que nunca había creído hasta que escuchó con sus propios oídos el increíble relato de esa persona.

También la obra de Joe Keeton, que incluye ocho mil regresiones realizadas durante veinticinco años, que tituló “Encounters with the Past”, y que escribió con la colaboración de Peter Moss, es completamente objetiva.

Sin embargo, todo esto no llega a demostrar en forma concluyente, incuestionable y científica, que la existencia de vidas pasadas sea cierta.

El cerebro aún es un órgano que apenas conocemos y es probable que puede ser capaz de crear e imaginar cosas increíbles. También es posible que cada cerebro particular tenga alguna especie de conexión con el cerebro de otros mortales, no sólo de nuestro tiempo sino de todos los tiempos y que tenga la habilidad en ciertos estados alterados de conciencia de revivir acontecimientos ocurridos a otros en otras épocas.

Por ahora, sólo representa una técnica más que puede mejorar los síntomas de ciertos pacientes, cuyo verdadero mecanismo pertenece aún en el misterio.

Malena
Fuente: “Reencarnación – Creencias ancestrales y testimonios modernos”; David Christie-Murray; “Muchas vidas, muchos maestros”; Brian Weisz; “A la luz de nuestras vidas pasadas”; Amalia Estevez.