Cómo cambiar malos hábitos


Es posible que muchos hayan decidido por fin cambiar un mal hábito que les puede estar afectando la salud, el trabajo o las relaciones; sin saber que esta decisión es el paso inicial más importante para tener la oportunidad de comenzar una nueva vida.

Sin embargo se empieza a cambiar el comportamiento con mucho entusiasmo, pero a medida que pasa el tiempo, para la mayoría, es más fácil dejarse vencer por los antiguos hábitos que mantenerse firme, haciendo fracasar así, su genuino intento de cambiar.

“Mañana empiezo la dieta”; “el lunes dejo de fumar”; “No bebo una sola gota más de alcohol”; son expresiones de deseos que no siempre se cumplen pero que muestran una necesidad de cambio.

Los malos hábitos se adquieren en poco tiempo, pero una vez instalados crean una adicción que además de alterar todos los aspectos de la vida, deja una huella en el cerebro. Es por esta razón que es imposible curar una adicción, porque siempre quedará la tendencia a responder del mismo modo; pero sí, se puede lograr recuperarse de ella.

La amenaza de la reincidencia se mantendrá latente, porque es un modo de satisfacción aprendido que ayudaba a controlar la ansiedad.

El problema que subyace a toda adicción es la ansiedad y no saber cómo calmarla sin recurrir al hábito dañino.

Lo más efectivo para salir de una adicción es pedir ayuda terapéutica y concurrir a un grupo homogéneo de autoayuda; porque es importante compartir el compromiso con otros para no perder la motivación de cambiar y para tener la oportunidad de conocer todas las técnicas que existen y todos los recursos disponibles para no caer en la tentación.

Los fracasos y las reincidencias forman parte de este proceso de cambio; y la clave para avanzar es tener la fortaleza de empezar de nuevo cada vez que sea necesario; porque hay que aceptar que en todo tratamiento hay avances y retrocesos y que todos están expuestos a fallar.

Hay que reconocer, que toda adicción es una forma distorsionada de enfrentar las situaciones que producen estrés y que el secreto es empezar de cero viendo las cosas de otro modo, aceptando la realidad como es, dejándose llevar y dejando de pelear, de oponer resistencia y de culparse por todo.

Volver a empezar significa abandonar toda antigua forma de reaccionar a las situaciones difíciles, y poner en práctica respuestas más sanas, sin negar los sentimientos pero con la fuerza necesaria para aprender a hacer otra cosa, cualquier otra cosa.

No esperen a mañana para cambiar, háganlo en el preciso momento en que se dan cuenta que están repitiendo viejos hábitos y allí paren, deténganse de inmediato y vuelvan a retomar la nueva senda.

Observen cuánta energía gastan quejándose, teniendo miedo, juzgándose, deprimiéndose y sintiéndose culpables. Esa energía la tienen que aprovechar para retomar el rumbo cada vez que estén en peligro de perderlo.

Así como las adicciones se automatizan, del mismo modo las respuestas nuevas hacen lo mismo, llegando a formar parte de los comportamientos habituales.

Malena