Me aburre el sexo con mi pareja





Estamos viviendo una época en que el sexo, las drogas, el poder, el éxito y el dinero fácil a cambio de cualquier cosa que le apetezca a quienes lo poseen en abundancia, se han convertido en los principales intereses de la gente.

La sexualidad ha sido tan manoseada, analizada, rebajada y transformada en tantas cosas diferentes, que la pretensión de querer tener sexo normal representa una exigencia difícil de satisfacer para los que todavía se manejan con valores tradicionales.

El cambio drástico en la forma de la práctica sexual lo impuso el temor a contraer el virus del SIDA que fue reemplazando la penetración por otras maneras de obtener satisfacción sexual que al mismo tiempo evitan el embarazo.

El hecho de evitar la penetración ha hecho que la intimidad fuera menos comprometida y se convirtiera en casi un juego inocente desde temprana edad.

Sin embargo, a pesar de la enorme batería de artilugios para conseguir placer a través del sexo, las parejas estables se aburren uno del otro y la mayoría se ve obligado a fingir placer y a sentirse peor que con la abstinencia.

Las parejas quieren saber ante todo con qué frecuencia una pareja estable tiene que tener sexo, para ser normal, considerando que lo normal es lo que todos tienen que hacer para no ser catalogados de “raros” o frígidos.

Creen que todos somos iguales y necesitan tener las mismas necesidades que según las estadísticas tiene la masa media, sin tener en cuenta que muchos, cuando son encuestados, mienten.

La gente parece haberse olvidado totalmente de la función esencial de la sexualidad que es la reproducción de la especie y lo transforma en una diversión que muchos asocian con el amor, no porque eso es precisamente sea lo que hay que hacer sino para no sentirse incómodos.

El acto sexual es agradable naturalmente porque si no fuera así nadie lo practicaría, y tiene un objetivo principalmente biológico en todas las especies, menos en el hombre.

Los seres humanos son diferentes, algunos pueden considerar la sexualidad sagrada, como un acto de amor, otros como un ejercicio físico que ayuda a adelgazar, en el mejor de los casos con final feliz, sin ningún otro significado trascendente; y otros como una transacción comercial rentable.




Tener sexo sin ganas es lo mismo que comer sin tener hambre, una verdadera tortura para una mujer y para el hombre un fracaso.

Cada pareja es única y distinta, lo común debería ser que ambos fueran sinceros entre sí y eviten tener sexo sin ganas, para obtener algún beneficio, o para manipular, sacar ventajas, o como un deber, porque oyen a los demás afirmar que lo hacen todos los días, o dos veces por semana o como mínimo, todos los fines de semana.

Cuando nos aburre una pareja, nos aburre en todo, no sólo durante el sexo sino con su conducta habitual, su decadencia y desidia personal, o por su falta de motivación para crecer y madurar. Nos aburre porque hemos dejado de admirarla porque no tiene nada para admirar y porque no cambia y no nos sorprende más. Creemos amarla igual, pero es porque tenemos miedo a la soledad.

El sexo nos aburre cuando es usado para algún fin en particular, como por ejemplo para relajarse, para olvidarse de los problemas, para divertirse, entonces se hace mecánico y ya no se hace el amor sino que es sólo sexo.

El que se siente aburrido también es aburrido para el otro, sólo que el otro no dice nada y se lo banca. Los dos están aburridos uno del otro y pueden seguir así mucho tiempo, porque no se comunican, no dicen lo que sienten, no se atreven a ser sinceros.

Sin embargo, la rutina la puede romper cualquiera de los dos atreviéndose a hacer cosas diferentes, pero tampoco tienen ganas de atreverse.

A veces esta falta de apetencia sexual puede ser un síntoma de depresión, cuando además va acompañada de otros síntomas como insomnio, cansancio crónico, pérdida del sentido de la vida. En esos casos hay que buscar ayuda profesional y no esperar porque la depresión es una enfermedad grave.

La necesidad sexual en una pareja estable puede estar ausente un tiempo y eso es normal, pero siempre puede volver renovada y apasionada.

Malena