El
principio freudiano de que las personas se enferman de neurosis debido a la
privación de sus deseos libidinosos, o sea cuando tienen un conflicto entre dichos deseos y su yo, que es
el que expresa su instinto de conservación y forma parte de su personalidad; se
ve contrariado cuando se descubre en la práctica clínica que existen también
quienes enferman cuando se les cumple un deseo profundamente anhelado, como si
no pudieran tolerar tal dicha ni disfrutar del éxito logrado.
Mientras ese deseo permanece en la fantasía el yo lo
puede soportar, pero ni bien dicho deseo amenaza con convertirse en realidad
comienza a oponerse a él.
La
tarea psicoanalítica descubre que es el poder de la conciencia los que no le
permiten a la persona disfrutar del hecho largamente anhelado, haciendo surgir
sentimientos de culpa que son los que le prohíben cualquier satisfacción.
El
sentimiento de culpa proviene de la rebelión del yo moral, aún cuando la
persona piense libremente y sea indiferente a cualquier moral religiosa.
Durante
la práctica psicoanalítica es común observar las fantasías libidinosas de las
personas a través de sus sueños simbólicos, que mientras permanecen como
fantasías son aceptados pero apenas se vislumbra la posibilidad de que se
manifiesten y se conviertan en hechos reales son vividas como verdaderas
tragedias.
Desde
el enfoque psicoanalítico, es el poder de la conciencia el que puede enfermar a
un individuo a causa del éxito, de la misma manera en que se enferman las personas
por causa de la privación de los deseos.
Este
poder de la conciencia está íntimamente ligado al complejo de Edipo, a la
relación de la persona con cada uno de sus progenitores y acaso también en
general, con el sentimiento de culpa.
La
expresión de los deseos reprimidos en una neurosis aparecen en los sueños en
forma simbólica; el sombrero, por ejemplo, es uno de los símbolos más
frecuentes de los genitales, principalmente masculinos y la cabeza también
aparece en los sueños como representación del órgano sexual masculino.
El
rechazo que puede sentir el lector frente a la teoría de la líbido de Freud, para
la comprensión de las enfermedades neuróticas puede dificultar el entendimiento
del Psicoanálisis.
Las
exigencias de los instintos sexuales pueden ser juzgadas por el yo como un
peligro para la propia autoestima o para el instinto de conservación.
La
práctica psicoanalítica impulsa a los individuos a revisar sus represiones y
derivar el conflicto hacia una mejor resolución, más saludable que el síntoma
neurótico.
A
través de la terapia se investiga a qué representaciones está ligada la libido,
hace consciente lo inconsciente y libera la energía para ponerla a disposición
del yo.
Malena
Fuente: Sigmund Freud; Obras Completas, Tomo III, "Varios tipos de carácter descubiertos en la labor psicoanalítica"; "Los que fracasan al triunfar".
Fuente: Sigmund Freud; Obras Completas, Tomo III, "Varios tipos de carácter descubiertos en la labor psicoanalítica"; "Los que fracasan al triunfar".
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Yo he deseado con toda mi alma lo que tengo ahora. Aunque no me lo imaginaba así. Me refiero a tener un grupo de amigos como el Centro de Día que tengo. Mucha soledad pasé en mis once años de estudio en los institutos, que aprobé, vale. pero, ¡a qué precio! Tenía un resentimiento a los demás de narices y me daban ganas de sentirme mejor, matando, sí, matando. No lo hice nunca. Fueron unas ideas que surgían como surge una mala hierba que mata el Sol del cariño. El cariño de mi familia. Si no me hubiera sentido amado, me hubieran dado más ganas de pensar en sentirme mejor matando personas.
ResponderEliminarEsto que digo, es fuerte, sí. Lo sé. Y creo que nos pasa a mucha gente.
Y gracias a ese Sol de amor que mata esa hierba dañina, ¡gracias!
Pablo
Hola Pablo, la mayoría tiene lo que ha deseado, lo malo es que también la mayoría no tiene conciencia de lo que desea realmente, entonces cree que tiene mala suerte cuando en realidad tienen lo que siempre han buscado inconscientemente. saludos, malena
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