Inhibición, Síntoma y Angustia - Psicología Malena Lede



La inhibición no siempre es patológica ya que se trata de la restricción normal de una función, el síntoma, en cambio, es una función nueva o una modificación notable de la función.

Las funciones que elige Freud para estudiar estos conceptos son: la función sexual, la nutrición, la locomoción y el trabajo profesional.

La función sexual, la mayoría de las veces presenta perturbaciones que se consideran simples inhibiciones.

Las inhibiciones del hombre pueden ser: 1) la desviación de la libido; 2) falta de erección; 3) la eyaculación precoz; 4) falta de eyaculación 5) falta de orgasmo.

La inhibición se relaciona con la angustia, o sea se renuncia a la función porque produce angustia.

En la mujer es frecuente el miedo angustioso a la función sexual, como el síntoma defensivo de la repugnancia que nace luego de un acto sexual pasivamente soportado y que luego surge con la sola idea del mismo.

En la nutrición, el trastorno más común es la repugnancia a la comida por la ausencia de libido, pero hay casos en que se incrementa el apetito supuestamente por el miedo a morir de hambre o a ser envenenado. Una defensa histérica contra la comida es el síntoma del vómito.

La locomoción está inhibida en algunos neuróticos debido a la repugnancia a caminar o por debilidad muscular. En la histeria se puede producir una parálisis motora.

La inhibición de la capacidad de trabajo se manifiesta como fatiga, vértigos o vómitos durante la tarea o cualquier otro síntoma que impide realizar la labor.

La inhibición manifiesta una restricción funcional del Yo cuando la tarea adquiere un simbólico significado sexual, porque se vive como si fuera un acto sexual prohibido y evitar el conflicto con el Ello.

Otras veces, se evitan tareas que pueden ser exitosas y provechosas para no entras en conflicto con el Super Yo.

El síntoma es la sustitución de un instinto debido a la represión del Yo que utiliza esa carga para generar angustia, que es displacentera y que puede producir sensaciones físicas en determinados órganos como el aparato respiratorio y el corazón.

La primera experiencia de angustia en el hombre podría ser el trauma de nacimiento, aunque no en todos los casos es traumático.

Posteriormente, el individuo siente angustia ante el peligro de la ausencia de la madre, por el miedo a la pérdida del amor.

El miedo a la castración que surge en la etapa fálica, de los tres a los cinco años, es también una angustia ante la separación; esta angustia se convierte luego en angustia moral.

La histeria es más común en las mujeres y la neurosis obsesiva en los hombres. En la neurosis obsesiva el miedo es al Super Yo por la amenaza a la castración, y en la histeria el miedo es al Ello por el miedo a la pérdida del objeto.

En general, las represiones más tempranas y también la mayoría de las posteriores son generadoras de angustia.

Malena
Fuente: “Obras Completas de Sigmund Freud”; Tomo III; “Inhibición, Síntoma y Angustia”. (1925-1926)