El Egoísmo - Psicología Malena Lede



El egoísmo es el modo de Ser que caracteriza al hombre contemporáneo, o sea considerarse el centro de todo y pensar en forma individual con el único propósito en la vida de Ser para sí mismo.

Esta perspectiva solipsista de Ser para sí, tanto en la forma de vivir y de relacionarse como en los afectos y los intereses, lo conduce a obrar según su libre albedrío independientemente de su entorno y sin ninguna solidaridad social.

Desde el punto de vista filosófico, político y económico el Individualismo valora el bienestar del individuo concreto sobre los de la sociedad, otorgándole un lugar secundario a los intereses colectivos.

Esta forma de pensar conduce a priorizar valores materiales y a la necesidad individual de destacarse del resto, lo que aísla peligrosamente a los individuos y no los hace más felices aún consiguiendo todo lo que desean.

La ausencia de obligaciones hacia los otros lleva a valorar solamente los logros personales y materiales siendo el único compromiso del sujeto, él mismo.

Los animales no racionales, viven en grupo siguiendo sus instintos y el que rompe las reglas es segregado del resto y condenado a vivir solo, lo cual representa una sentencia de muerte, ya que apartado de su grupo ese individuo no es nada y difícilmente sobreviva.

Políticamente, los ejemplos más moderados de individualismo son el liberalismo y el personalismo y el más extremo el anarquismo.

En el pasado, se asignaba un mayor valor al bienestar del grupo y a la conciencia de formar parte de un todo, pero ahora esos valores han cambiado.

Aristóteles y Platón, antiguos filósofos griegos, decían que el hombre es un animal social que necesita de los otros para sobrevivir, porque es en ese contexto donde se pueden poner de manifiesto la virtud, la justicia y la felicidad en forma plena.

En la actualidad, la cultura valora más que el Ser, el parecer, como la belleza que es efímera, la acumulación de riqueza, que nadie se puede llevar cuando muera, el poder de la seducción antes que el amor, la fama y la competencia despiadada para lograrla.

La exposición descarada a través de los medios de comunicación, los escándalos, el lujo, los excesos, se han convertido en la imagen que se necesita para tener éxito.

Tal vez, cierta cuota de narcisismo sea necesaria para mantener la autoestima, alcanzar las propias metas, elegir la propia vida y tener el derecho a ser diferente; pero vivir en perpetua actitud egocéntrica conduce a la depresión y a la pérdida del sentido de la vida.

Sigmund Freud denominaba narcisismo a la primera etapa de la vida cuando no existe todavía la diferenciación yo, no yo, y a la tendencia al egoísmo extremo y la falta de sensibilidad frente a las necesidades ajenas.

El hombre actual centra todas sus energías en sí mismo y prioriza el placer y la diversión por sobre otros valores humanos. Esta actitud egocéntrica se refleja en las dificultades que tiene para mantener una pareja estable, en la falta de responsabilidad por sus acciones y en la ausencia de compromiso.

Los seres humanos han logrado liberarse de los mandatos familiares y ha ganado individualidad, sólo le falta lograr el equilibrio entre la total independencia y la necesidad de compartir los afectos.

Es importante saber que la característica principal de la depresión es no poder canalizar la energía en intereses externos y mantenerla concentrada en el interior de uno mismo.

Malena